¿Qué es «Social Demócrata»?


Dice el presidente electo ílvaro Colom que gobernará con una filosofí­a «social demócrata». Según José Figueres, ex presidente de Costa Rica: con muchos nombres y variaciones, las lí­neas generales de la Democracia Social son las que inspiran hoy, en mayor o menor grado, a todas las sociedades que llevan adelante su desarrollo económico bajo gobiernos representativos.

Roberto Arias

Ahora es más difí­cil usar los votos de las mayorí­as desposeí­das para favorecer sólo a las minorí­as propietarias. El poder polí­tico se impone. El pensamiento Social-Demócrata es ahora más pragmático que doctrinario. No es patrimonio de ningún partido polí­tico ni grupo de partidos.

Se dice que Estados Unidos llegó en 1930, por primera vez en la historia del Homo Oeconomicus, a una situación que requerí­a fomentar el consumo (y la inversión). Esa fue una de las medicinas que aprobó Keynes en 1930, y la explicó luego en su Teorí­a General en 1936.

Pero la cura no estuvo en estimular la demanda por medio de la propaganda, sino en dar a los consumidores lo que no tení­an: poder de compra. Cuando el público no tiene dinero, la actividad comercial disminuye. La inversión se retrae y, la demanda total baja aún más.

Poco hubiera contribuido el anuncio comercial a solucionar la Gran Crisis, vaciando los estantes de las tiendas y disminuyendo las necesidades de la gente. Un caballo débil no necesita espuelas, sino comida.

El Nuevo Rumbo de Roosevelt puso dinero en los bolsillos de los consumidores. Giró intensamente contra lo que llamó en otro capí­tulo «las existencias de la Gran Bodega» [Banco Central]. Esa Bodega estaba entonces bien abastecida, pero inactiva por falta de dinero circulante.

Semejantes deben haber sido los fenómenos, guardadas las diferencias, en las anteriores depresiones económicas históricas, que comenzaron a sentirse desde el principio del siglo XVIII.

La falta de adecuada demanda en los años 30 no fue cuestión de «comportamiento», o «behavior», como dicen los sociólogos. No obedeció a una práctica de ahorro excesiva, inducida por las viejas y austeras virtudes europeas. La gente en realidad querí­a comprar, y los bienes existí­an en abundancia. Pero no circulaba el dinero necesario para moverlos. Igual que varias anomalí­as de hoy, aquel fue uno de los tantos errores monetarios de la historia.

La falta de poder de compra en Guatemala, ha sido un freno paradójico que durante siglos ha tascado la población desposeí­da y, ha sido un grave error cometido por quienes más interés deberí­an tener para diseminar una mayor circulación monetaria y poder de compra de la población en general.

Tenemos ejemplificaciones en todo el mundo del bienestar que produce una administración social demócrata: Brasil, Argentina, Chile, España. Los Social-Demócratas que conservaron el nombre y la devoción a la libertad, han estado en el poder prácticamente 40 años en los Paí­ses Escandinavos, Finlandia, Holanda y otras naciones de Europa y del Pací­fico Sur, desde 1969 en Austria y desde 1971 en Alemania.

Si el presidente electo por los guatemaltecos trabaja y mantiene con honestidad sus principios morales personales y polí­ticos, podrí­a lograr un avance significativo para Guatemala, a pesar de las adversidades del alza del precio del petróleo, la merma de las vergonzosas «remesas», el retraimiento de la economí­a en los Estados Unidos, etc., que afectarán directamente la economí­a nacional.