El aguinaldo y otras prestaciones por Navidad en nuestro medio posibilita un mayor circulante monetario, alegría y febril expresión constituye el mejor acontecimiento anual, esperado con ansias colectivas. Formula este soporte infinidad de planes en grande en las familias, según sea su condición. Pero es en muchos casos reiterados evidentes, un castillo de naipes.
Los padres de familia responsables se avienen al final de cuentas, entre restantes consuelos hasta morder la piedra dura, llegado el caso amargo, con tal que los hijos, sobre todo de más corta edad disfruten de algo sencillo empero satisfactorio, capaz de gozar esos momentos inolvidables, que perduran y coinciden a título de participante en menor cuantía visible.
De consiguiente existen expectativas de dimensiones extraordinarias ante la cercanía de esas fechas de renombre mundial, sea como sea no puede ocultarse tal comportamiento fuera de serie, motivante de alto voltaje en las personas, puesto que tiene resonancia universal; los preparativos representan dar más vueltas que un trompo en manos de un niño, amante de lo lúdico.
Hago énfasis manifiesto en el sentido que conforme el encabezamiento de la presente columna, que el circulante monetario sea provechoso. Por supuesto en beneficio familiar, sin excusa ni pretextos baladíes sacados debajo de la manga cuando el mismo generador de ilusiones se disipa en libaciones industriales por su cantidad, compartido en su círculo de amigotes.
Vale la pena ante dinero extra a título de aguinaldo concedido por el sector empresarial por decisión del exgobernante de facto coronel Enrique Peralta Azurdia. Mismo que también beneficia al sector público de las diversas dependencias estatales, pensionados y jubilados, en su mayoría personas de la tercera edad. En consecuencia también su espíritu provechoso debe cumplirse.
La industria, el comercio formal y no formal esperan asimismo el aludido circulante generado por el circulante mayor decembrino con ansias, esperanzas e ilusión visualizada. Es en otro orden de ideas un movimiento inusitado de personas que van y vienen en la natural búsqueda de mejores opciones económicas que posibiliten adquisiciones útiles y necesarias como festivas.
Pero el mayor circulante monetario de la temporada en las proximidades de Navidad y Año Nuevo, tiene el lado oscuro, negativo y reprochable. Los delincuentes, siempre a la expectativa de ocasiones de apoderarse de lo ajeno, ya tendrán planes malévolos en contra del circulante extraordinario anual. Los favorecidos deben redoblar el cuidado y la seguridad que se actúe más.
Los infaltables amigos de lo ajeno brotan a modo de enjambres a diestra y siniestra, tratando a como dé lugar de robar esos dineros bien ganados, Por lo tanto que nadie se descuide y caiga de bobo al aun creer en los viejos y nuevos trucos para dejar sin nada a sus víctimas inocentes, caídas del tapanco, sorprendidas en su buena fe. No a la ingenuidad aun presente hoy en día.