Después de los primeros rayos de sol, los holandeses amanecieron hoy con resaca mundialista. No había remordimientos, pero un pensamiento era unánime en millones de aficionados: «Otra vez sin nada».
Ámsterdam / dpa
Holanda, la única selección en llegar a tres finales mundiales sin ganar ninguna, se despidió el miércoles de Brasil 2014 al caer con Argentina en las semifinales. «El sueño se esfumó. El cuento de hadas terminó. Estamos fuera», lamentó el diario «De Telegraaf».
La euforia «oranje» se desinfló. Decenas de miles de hinchas abandonaron silenciosos y profundamente abatidos las grandes fiestas en plazas y canales por todo el país, desde Groninga hasta Maastricht.
En apenas unos minutos se vaciaron las calles y los cafés. Los aficionados, mudos, subieron a la bicicleta, al metro o al auto y de pronto las pelucas naranjas tenían un aspecto trágico, las banderas «oranje» colgaban sin alegría de las fachadas de las casas y el maquillaje en las caras se emborronaba con la lluvia y las lágrimas.
«Estábamos tan cerca», suspiró un joven en Ámsterdam tras la tanda de penales que decidió el partido. «Si por los menos alguien anotase un gol», gritaron nerviosas dos mujeres cuando tras 90 minutos seguía el partido con 0-0 en el marcador. Después del último penal nadie tenía ya ganas de tomar una «biertje» (cerveza en holandés).
En esta ocasión, la fiebre «naranja» había alcanzado un nuevo punto culminante. Más de nueve millones de los 17 que viven en el país siguieron el partido en casa por televisión, hecho inédito hasta la fecha. La anterior marca era de la final del Mundial 2010 en Sudáfrica. En aquel entonces, 8,5 millones de holandeses siguieron ante el televisor el duelo con España, que terminó con el triunfo español por 1-0 en la prórroga.
Y a esa cifra hay que añadir las decenas de miles que siguieron el partido en las pantallas gigantes instaladas en lugares públicos. Los supermercados hicieron un gran negocio con la venta de maquillaje naranja. En las últimas tres semanas, los holandeses se gastaron unos 70 millones de dólares en pinturas de colores y atuendos para festejar.
La prensa holandesa recibió con resignación el adiós de un equipo del que «nadie esperaba nada» en el Mundial y fustigó el «gigantesco aburrimiento» de la semifinal perdida ante Argentina.
«Nadie esperaba nada de estos ‘oranje’ en el Mundial. Pero el equipo de Louis van Gaal regaló momentos maravillosos de euforia al pueblo holandés», se consoló «De Telegraaf». «Todo el país ansiaba una final contra la archirrival Alemania, pero tras la derrota por penales con Argentina sólo queda un partido de consuelo con Brasil por el tercer puesto».
El «NRC Handelsblad» fue algo más optimista. «Los holandeses despertarán hoy con una resaca ‘oranje’», señaló. «Pero estos jóvenes futbolistas sacaron importantes experiencias al máximo nivel. Y eso impulsará el fútbol holandés. Hay un futuro».