Es extraño verte y darme cuenta que no queda mucho de ti en mi memoria.
Estás ahí sonriendo.
Estoy aquí viviendo.
Después de todo lo conseguí. Logré sobreponerme a tu partida de este lugar, en el cual realmente nunca estuviste.
Tú que ayer fuiste el porqué del mundo que giraba, hoy sólo eres una más de esas personas que habitan un espacio en el infinito del universo.
Es raro verte y ya no sentir mariposas en el estómago como se dice. Las mías salieron volando cuando tus momentos se desgastaron hasta desaparecer.
Te veo y eres como un recuerdo borroso, una fotografía vieja y descolorida, como fueron los días cuando te sufría hasta el cansancio de la incertidumbre que me daba tu ausencia.
Hoy te veo más humana, más real.
Ya no estás construida de sueños y tu mano ya no deja polvo de estrellas en el aire mientras dices adiós otra vez.
Si me sonríes, como en la primera ocasión quizás podría volver a creer en el amor.
Pero no en ti.
Nunca más en ti…
Hoy te veo y es extraño saber que ya no vivo para buscar tu felicidad.
Hoy te veo, en otras miradas que vienen y se van sin avisar.
Estás ahí sonriendo. Haciéndole el momento perfecto a alguien más, pero no a mí.
Nunca más a mí.