«Amanecer» falla en los efectos especiales


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Quizá «graciosa» no es la palabra en la que estaban pensando los creadores de «The Twilight Saga: Breaking Dawn — Part 1» (Crepúsculo: Amanecer, Primera Parte) pero sí­ hay risas, sólo que en las partes menos indicadas de la pelí­cula.

Por CHRISTY LEMIRE Agencia AP

La cuarta pelí­cula de la serie increí­blemente popular sobre el triángulo amoroso entre una chica, un vampiro y un hombre lobo se pone tan seria que es difí­cil aguantar la risa. Los diálogos son ridí­culos y las actuaciones van de acartonadas a aburridas. Los momentos que deberí­a haber mucha tensión resultan hilarantes porque los efectos especiales en esta entrega distraen y están poco producidos, al igual que en el resto de las pelí­culas de la saga.

La más reciente pelí­cula tiene un director más: Bill Condon, un hombre capaz de mucha elegancia («Dreamgirls») y arte en serio («Gods and Monsters»), pero en la pelí­cula se ve muy poco de eso. Los hombres lobo se ven completamente fuera de lugar. En la era tecnológica en la que Gollum de «Lord of the Rings» (El señor de los anillos) tiene movimientos que se mezclan sin tropiezos con todos y todo lo que le rodea ¿cómo puede haber efectos especiales tan torpes? Adam Sandler actuó de una manera mucho más convincente en su papel doble de «Jack and Jill».

Trataremos de no desviarnos del tema aunque las otras pelí­culas sean más divertidas.

«Breaking Dawn — Part 1», la primera de las dos cintas que se adaptaron del último volumen de Stephenie Meyer (la segunda parte se estrenará el próximo año), sirve para preparar el terreno para el gran final, pero está tan condensada con los avances en la historia y pasan tantas cosas que uno se pregunta cómo podrá haber una pelí­cula completa después de esta, de todas formas sí­ la habrá.

La primera parte arranca cuando Bella Swan (Kristen Stewart) y su amor vampiro Edward Cullen (Robert Pattinson), se casan en una ceremonia fastuosa al aí­re libre (Carolina Herrera diseñó el vestido de novia, eso es quizá uno de los pocos puntos a favor de la cinta). El mejor amigo de la infancia de Bella y el tercero en discordia, el hombre lobo Jacob Black (Taylor Lautner), se aparece en la boda como un gesto de buena voluntad.

Tras la fiesta Bella y Edward pueden tener sexo por fin, ¡por fin! Ella lo ha querido siempre pero ha tenido miedo de que al hacerlo muera. Aunque las pelí­culas de «Crepúsculo», y los libros que las inspiraron, están llenas de vampiros guapí­simos y hombres lobo musculosos, son pro abstinencia sexual y, como se verá después, antiaborto.

Tras la ceremonia, Edward se lleva a Bella a una isla privada en la costa brasileña para tener su primera noche de romance, pero aunque todos ansiamos que llegue ese momento no vemos nada de nada. A la mañana siguiente todo lo que se puede ver es una cama rota, pelusas flotando en el aí­re y un bebé creciendo dentro de la novia, así­ de bueno es Edward.

Después de ese punto Bella debe decidir qué hacer con su peligroso bebé hí­brido. En realidad nunca se pregunta si lo debe tener o no, a pesar de que está creciendo a un ritmo alarmante y amenaza con matarla. Ella espera a que llegue el bebé y todos los demás se sientan a discutir mientras los amigos lobos de Jacob merodean alrededor de la casa de Cullen. La plática en ese momento es muy aburrida.