Las críticas que hiciera el fin de semana el presidente ruso, Vladimir Putin, a la política exterior de Estados Unidos marcan el creciente peso internacional del Kremlin apoyado en pasos en falso estadounidenses y sus grandes reservas de petróleo y gas, indicaron analistas.
Pero la arremetida de Putin durante una conferencia sobre seguridad de alto nivel en Munich, Alemania, difícilmente muestre una vuelta de timón en la compleja relación entre Washington y Moscú o un colapso de la cooperación entre los ex adversarios en la Guerra Fría, coincidieron analistas y funcionarios estadounidenses.
Los funcionarios se apresuraron a minimizar las críticas de Putin, que acusó a Washington de tener una política internacional «extremadamente peligrosa» en el mundo.
Otro alto funcionario dijo que las palabras de Putin parecían «haber salido de un archivo de 1975, y no de uno de 2007».
«Nos llevamos bien», indicó ese funcionario, que consideró la arremetida como «estallidos retóricos» que ocurren de vez en cuando.
Expertos en las relaciones con Rusia fueron menos optimistas, señalando que las críticas de Putin eran consistentes con un deterioro constante de las relaciones bilaterales que comenzaron con la tenaz oposición rusa a la invasión a Irak comandada por Estados Unidos.
Desde ese momento, Putin consolidó su poder en su país mientras la política y la diplomacia estadounidense se vieron desgastadas por la crisis de Irak.
Al mismo tiempo, los crecientes precios del petróleo le inyectaron mayor influencia a Rusia, con enormes reservas de crudo y gas.
«Este es un reflejo del creciente peso de Rusia y su confianza en sí mismo como potencia», dijo el analista Taras Kuzio, de la Universidad George Washington.
«Están inundados de dinero del petróleo y gas (y) quieren que Occidente respete y tome en cuenta sus posiciones», indicó.
Blair Ruble, un experto en Rusia del Woodrow Wilson International Center, estuvo de acuerdo.
«Esta es la continuación de una línea que ha estado presente por un largo periodo», señaló Ruble. «Las relaciones entre Estados Unidos y Rusia no están en buena forma y esto es otra evidencia de eso», agregó.
Las tensiones bilaterales han crecido alrededor de varios temas, desde las críticas de Washington a la trayectoria de Putin en derechos humanos como la expansión de la OTAN hacia el ex bloque soviético, planes de colocar armas antimisiles estadounidenses en Europa oriental y la desazón norteamericana ante el uso del petróleo ruso como arma diplomática.
Pero, al mismo tiempo, las dos potencias cooperan en temas clave como en Afganistán o en las negociaciones para desarmar a Corea del Norte.
«Pienso que este régimen es bien pragmático y si ven que les conviene cooperar, lo harán», dijo Ruble.
«Seguirán cooperando», secundó Kuzio, «pero Rusia será un compañero con el que será más difícil negociar y demandará recibir más a cambio», advirtió.
Tony Snow
Portavoz de la Casa Blanca