Dos miembros de la banda rusa de punk Pussy Riot que pasaron casi dos años en prisión por su irreverente protesta en la principal catedral de Moscú, dijeron ayer que quieren derrocar al presidente Vladimir Putin.
No dijeron cómo planean hacerlo.
Nadezhda Tolokonnikova y Maria Alekhina están entre las tres integrantes de la banda que fueron arrestadas tras su breve actuación no autorizada en la Catedral de Cristo Salvador en marzo de 2012, en la que llamaron a la Virgen María a proteger a Rusia de Putin, quien estaba al punto de ser reelegido para un tercer periodo presidencial.
Las tres fueron condenadas por vandalismo religioso y sentenciadas a dos años de prisión. Tolokonnikova y Alekhina fueron liberadas esta semana bajo una amplia medida de amnistía general; la tercera fue liberada el año pasado, cuando se suspendió su sentencia.
Visiblemente nerviosas, Tolokonnikova y Alekhina viajaron a Moscú el viernes por la mañana y dieron una conferencia de prensa de dos horas por la tarde. Ambas insistieron en que su liberación no cambiaba su opinión del presidente y del sistema de gobierno que ha creado.
«En cuanto a Vladimir Putin, sentimos lo mismo», dijo Tolokonnikova haciendo referencia al coro de su canción: «Madre de Dios, aleja a Putin».
«Todavía queremos hacer lo que dijimos en nuestra última actuación por la que pasamos dos años en prisión: alejarlo».
Tolokonnikova dijo que «lo más aterrador en la Rusia de Putin es la imposibilidad de hablar y ser escuchado» e insinuó que el ex magnate petrolero Mijail Jodorkovski, quien fue perdonado a principios de mes tras haber pasado 10 años tras las rejas, sería un mejor presidente.
Tolokonnikova y Alekhina desviaron la mayoría de las preguntas de la prensa para hablar de sus planes para formar una organización de ayuda a los presos rusos. Tolokonnikova dijo que el líder opositor ruso Alexei Navalny ayudará a recaudar fondos para la organización.
En septiembre, Tolokonnikova publicó una extensa carta desde la cárcel detallando las duras condiciones de los presos.