Punto final y punto de partida


Cada ciclo marca el tí­tulo de esta columna, ésta es mi última columna del presente año. Es el punto final de las reflexiones llevadas a lo largo del presente año y, el punto de partida para las nuevas que se irán presentando conforme transcurra el 2008. También es el final e inicio del ciclo gubernamental. Berger termina su perí­odo y ílvaro Colom está por iniciar el propio. Hay muchas diferencias entre este punto final y el que fuera el punto de partida hace cuatro años. De hecho, ningún gobernante en el pasado reciente recibió tanto respaldo de ciertos medios de comunicación social como el que está por concluir su mandato.

Walter del Cid

Un respaldo que ha dado lugar para hacer una oportuna evasión al fracaso más grande en el marco de las promesas incumplidas: la inseguridad reinante no se pudo combatir con eficiencia. Hoy dí­a vivimos mucho más inseguros que hace cuatro años.

En otro orden. Si en el perí­odo anterior se reprochó la «flexibilidad» de los financistas de turno que llevaron a «amortizar» los desaciertos financieros de dos entidades bancarias, con recursos provenientes de los fondos públicos, lo acontecido en estos últimos cuatro año años y, más concretamente en los últimos 14 meses es aún más dramático y pavorosamente cargado de impunidad. Hoy tenemos prófugos a granel y su pasaporte fue haber sido considerados como allegados al Presidente y en su momento «respetables» banqueros. Pero la complacencia reinante sólo produce estupor e indignación en aquellos directamente afectados con el cierre del ’Bancafé’ y del Banco de Comercio.

En cuanto a expectativas, es oportuno retomar el tema del llamado al diálogo que ha formulado del presidente electo. Los apuntes alrededor de esta iniciativa que a la fecha se han publicado, señalan en medio del escepticismo propio de aquellos a quienes es más fácil apuntalar los errores o las omisiones, los necesarios elementos que se deben aclarar previo al inicio de convocatoria alguna.

Comparto lo mencionado en su columna de ayer por parte de Renzo Rosal en cuanto a precisar el objetivo de la actividad. La denominación de la misma y la necesidad de definir los medios vinculantes al producto de las deliberaciones. También comparto lo expresado por Oscar Clemente Marroquí­n en relación a que dicha «instancia» no debe ser empleada para fomentar el clientelismo polí­tico o simplemente para aminorar las eventuales crí­ticas. Las ideas señaladas destacan, desde su particular enfoque, la necesidad de no incurrir en los errores del pasado. Eso es bueno y el cí­rculo de allegados a ílvaro Colom lo deben tomar muy en cuenta.

Todo el tiempo estamos aprendiendo. Todo el tiempo es posible que desarrollemos nuestra creatividad y todo el tiempo, en la medida que ampliemos sistemáticamente los espacios de diálogo, es factible encontrar consensos que nos permitan superar las actuales condiciones imperantes de un Estado fallido que se resiste a morir, para transformarse, simple y sencillamente porque nuestra clase polí­tica se niega a ver más allá de su peculiar y privilegiados derechos. Pero eso es un cuadro que al parecer el presidente electo ha vislumbrado como que no puede seguir de manera indefinida. Cuando ha apuntado su atención sobre la dirigencia de los gobernantes locales, ha puesto el dedo en el punto acertado. Aunque en este contexto hace falta mucho para consolidar el auténtico espacio de participación democrática, indudablemente que el mismo es mejor que este espacio amorfo y poco preciso que es el espacio urbano citadino.

En efecto, nos encontramos a 17 dí­as del final de un ciclo y del inicio del siguiente. El lunes 14 de enero las «riendas» del gobierno marcarán nuevos rumbos. Por el bien del paí­s, espero yo, sean en el sentido de los pasos necesarios para superar nuestras condiciones prevalecientes en mejora y apoyo de las mayorí­as. También esperarí­a que se produjese un lanzamiento a transformaciones en el sistema polí­tico que contribuyan a consolidar la democracia en todos los órdenes. Hay mucho por enmendar e indudablemente que hablando será posible que nos pongamos de acuerdo. Los dí­scolos siempre harán sus pregones nefastos. Pero con hechos en el sentido de apoyo a los desposeí­dos puede marcar el hito que se necesita reforzar con entereza y visión más allá de los cuatro años del ciclo que está a poco de encontrarse en su punto de partida.