Portugal, que asumió el domingo la presidencia de la Unión Europea, busca «enriquecer su política exterior» al organizar el miércoles la primera cumbre con Brasil, a quien ofrecerá una alianza estratégica que abrirá más sus puertas a América Latina.
La cumbre reunirá al presidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva, al primer ministro portugués, José Socrates, al presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durao Barroso, al alto representante de la UE para la política exterior, Javier Solana, al primer ministro de Eslovenia, Janez Jansa, que presidirá la UE desde el 1 de enero de 2008, y al comisario europeo de Comercio, Peter Mandelson, entre otros.
Brasil es «una de las economías emergentes con un peso de negociación considerable en varios sectores», explicó el lunes el jefe de la diplomacia portuguesa, Luis Amado, al estimar que la cita será «un incentivo importante para profundizar las relaciones entre la UE y el conjunto de América Latina».
Al invitar a Brasil a sumarse a un grupo restringido de socios estratégicos de la UE, Portugal quiere marcar su «huella» y «enriquecer la política exterior» de Europa, declaró Socrates.
En los últimos años la UE ha privilegiado sus lazos con Europa del este y con China, y ya es hora de que torne su mirada hacia Latinoamérica, estima Lisboa.
Para Durao Barroso, la UE y Brasil pueden «aportar juntos una contribución decisiva para enfrentar numerosos desafíos globales como el cambio climático, la pobreza, el multilateralismo y los derechos humanos, sobre todo».
La Comisión Europea espera que esta asociación con Brasil sirva para desarrollar la cooperación en sectores como la energía, los transportes marítimos o aéreos y la tecnología, y «contribuir a la estabilidad y la prosperidad de América Latina».
Brasil espera por su lado que este acercamiento con la UE facilite la conclusión de la ronda de Doha sobre la liberalización del comercio mundial en el marco de la Organización Mundial de Comercio (0MC), tras el fracaso de una reunión clave el 21 de junio en Postdam (Alemania).
Brasil e India dieron entonces un portazo a la reunión con la UE y Estados Unidos al no obtener ninguna garantía sobre la apertura de los mercados de los países desarrollados a los productos agrícolas, mientras los países ricos demandan la apertura de los países emergentes a sus productos industriales.
La reunión de Lula con los dirigentes europeos «será una ocasión ideal para acercar los puntos de vista», estimó el ministro brasileño de Relaciones Exteriores, Celso Amorim.
«Pienso que vamos a avanzar», añadió. «Bilateralmente podemos ofrecer cosas que no podemos ofrecer en el marco multilateral», apuntó.
Brasilia, no obstante, se aferra a sus posiciones y el diálogo con la UE no será fácil. «Si no abren la agricultura, no hay diálogo», afirmó el jueves Lula, en alusión a la UE.
El portavoz de la presidencia brasileña, Marcelo Baumbach, dijo el viernes que el primer ministro británico, Tony Blair, había solicitado a Lula que los países emergentes limitaran a un máximo de 20% sus tarifas aduaneras para los productos industrializados, lo cual fue calificado de «demasiado ambicioso» por el mandatario brasileño, que sugirió más bien un 30%.
A través de Brasil, la UE buscará acelerar la conclusión de un acuerdo de libre comercio con el Mercosur, integrado también por Argentina, Paraguay y Uruguay, cuya negociación se inició en 1999.