A nadie escapa la fuerte presencia de la publicidad gubernamental en los medios de todo tipo, vallas, mupis, radio, televisión, prensa escrita y electrónica. Todos los medios o casi todos cuentan con una buena parte de ingresos cuando le venden sus espacios publicitarios a los anunciantes de gobierno. Claro que cualquier estudiante de ciencias políticas nos puede dar cátedra acerca de lo importante e imprescindible que es la comunicación efectiva de un gobierno para con su pueblo aunque está muy claro que el verdadero y único objetivo de cualquier gobernante es lograr la reelección personal o de partido por medio de esta efectiva comunicación, léase incrementar la demanda del electorado o por lo menos impedir su erosión.
Cuando una empresa privada hace publicidad, generalmente lo hace con el mismo fin: aquel de que le compren su producto y que se lo compren una y otra vez o aquel de mantener un estatus privilegiado en el «top of mind» o de hacer algún anuncio que pueda de alguna u otra manera incrementar su situación patrimonial o reducir pérdidas por decisiones erróneas.
El asunto es, estimado lector, poner la cabecita a trabajar y preguntarnos qué necesidad tenemos nosotros de vernos bombardeados diariamente por la publicidad gubernamental. ¿Que ganamos nosotros, que somos los dueños del circo, cuando los payasos montan un andamiaje publicitario y se gastan buena parte de la taquilla para anunciarnos como va la cosa?
Es normal escuchar a políticos hablar de que cuando se gana la elección hay dos cosas que celebrar, una pues que naturalmente están contentos por haber llegado a la guayaba y otra es aquella idea y realidad en la práctica que la campaña de reelección esta ya pagada porque desde ese momento pasan a manejar el erario nacional y nadie que yo recuerde ha dejado de recetarse unos buenos milloncitos para financiar su campaña de reelección directa o solapadamente.
De esto comento por aquello que salió publicado en los medios escritos de hace unos días en donde se detalla como a finales de año se hizo por quinta vez una transferencia de fondos del Ministerio de Gobernación a los programas sociales de Mi Familia Progresa y por supuesto buena parte de estos fondos están destinados a informar y publicitar los alcances y resultados. Alcances y resultados expuestos por sus propios promotores. Mi opinión es que el gobierno en esta como en muchas otras actividades hace un trabajo superfluo, un gasto innecesario y no prioritario. Función social, aquella de informar, con la que ya cumplen los medios privados del país. Unos mal otros bien pero por lo general y por naturaleza con mucho mas objetividad que los medios oficiales porque lógicamente nunca nadie habla mal de su rancho.
Me gustaría votar en las próximas elecciones por alguna bancada de diputados que proponga por ley prohibirle al ejecutivo, judicial y legislativo hacer gastos de publicidad y paralelamente mejorar los medios de información abiertos al público para que cualquiera de nosotros pueda observar a detalle cómo, cuanto y donde se gastan nuestros impuestos. ¿Cuánto gastamos en productores, diseñadores, cantantes y pauta de publicidad gubernamental al año? Sería interesante conocer el dato y no creo que sea menos de unos cuantos cientos de millones de quetzales que buena falta hacen para tener más y mejores jueces y fiscales, para comprar pupitres y útiles escolares o para comprar medicinas y equipo para los hospitales nacionales.
Aunque como ya lo he dicho antes para mí lo fundamental es que el gobierno priorice el gasto en la administración de la justicia y la seguridad, estoy de acuerdo en que lo de la infraestructura educación y salud es discutible, creo que eso de estar pagando para que le den atol con el dedo a uno, eso si está jodido.