Psiquiatrí­a y religión


La psiquiatrí­a y la psicoterapia así­ como los trabajadores del área de salud emocional no estamos en contra de ninguna religión. Dentro de nuestras obligaciones profesionales se encuentra el respeto a la persona y a su sistema de creencias. También trabajamos a favor del fortalecimiento de la espiritualidad humana, considerada como una necesidad vital de todo ser.

Dra. Ana Cristina Morales Modenesi
crismodenesi@gmail.com

Me es menester considerar este tema en tanto a los diversos obstáculos que implica que se observe a la psiquiatrí­a como algo contrario u opuesto a la religión y a la espiritualidad. Con mucha frecuencia me encuentro con personas que presentan diagnósticos psiquiátricos como enfermedades afectivas, tales como, depresión y también ansiedad, así­ como otros. Pero, las personas se sienten confundidas y tal vez también traidoras a su sistema de creencias. Ir al psiquiatra o recibir tratamientos psicoterapéuticos está mal visto y a veces condenado por algunas religiones. Aunque del mismo modo existen dirigentes religiosos progresistas que saben reconocer la necesidad de una atención profesional en el área de salud mental.

El concepto es que si alguien se encuentra con Dios, no ha de padecer ningún problema de estado de ánimo, de carácter o de angustia. Ya que todo ello es visto por algunos como una contrariedad con la estabilidad que puede dar estar al lado de Dios, tener fe y estar en comunión con los principios que les rigen su alma en la vida.

Este tipo de concepto no ayuda de ninguna manera a las personas que necesitan acudir a una consulta psiquiátrica por cualquier tipo de enfermedad. Retrasa el tratamiento, pone en amenaza la vida de la persona, no solamente en tanto su integridad fí­sica, algunas veces con riesgo a la vida, sino también en su capacidad de desarrollo, desenvolvimiento y bienestar en todas las áreas de su vida personal.

Las enfermedades del área emocional y mental han sido cuestionadas, los avances en la comprensión del desarrollo de las mismas tienen limitaciones. Y la causalidad de ellas comprende las esferas, biológica, psicológica y social.

Cuando una persona por ejemplo cursa con depresión, las personas que le rodean con mucha frecuencia le hablan de que ponga de su parte, que trate de salir adelante. Por lo que no solamente no son comprendidas en el dolor y en los sí­ntomas que les aquejan, si no que también son responsabilizadas por continuar con los mismos.

Esto no sucede con otro tipo de enfermedades de las llamadas orgánicas, nadie le dirí­a a alguien que tenga una infección pulmonar, que trate de poner de su parte, que en ello consistirá que se encuentre bien. Realmente le dirí­an que tiene que consultar con algún médico para que le prescriba un medicamento y pueda reponerse de su problema de salud.

Todos estos prejuicios ante las enfermedades del área de la salud mental limitan el abordaje temprano de las mismas y posibilitan el establecimiento de secuelas en las personas que no han recibido un tratamiento de manera pronta.

Al dolor psicológico también ha de dársele la importancia que merece y usualmente es manifestación de una enfermedad, al igual que la fiebre nos indica una posible infección. Todas y todos sin excepción de quienes o como seamos tenemos la posibilidad de tener una enfermedad del área psiquiátrica.

Me gustarí­a que antes de negar este tipo de enfermedades podamos investigar de manera cientí­fica su existencia y abordar los sentimientos, las limitaciones, los temores, de las personas que sufren las mismas. Así­ como, la apreciación de la indolencia con que en muchas ocasiones son tratadas.

La psiquiatrí­a trata de abordar el problema de enfermedad emocional y/o mental desde una perspectiva integral. Busca fortalecer a la persona desde su interior encontrando recursos y medios de apoyo vitales tales como son su propia familia, sus amistades, su sistema de creencias, su espiritualidad y no va en contra de ninguna religión ó de la idea de la existencia de Dios.