Psicología del equino


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Para manejar exitosamente a los caballos, es necesario tener conocimientos sobre cómo reaccionan los equinos ante diferentes situaciones. Las reacciones están influenciadas por la inteligencia, las emociones, el instinto, los sentidos, el entrenamiento y las experiencias que han tenido con anterioridad. La conducta del caballo es casi siempre predecible debido a que es una característica del mismo; sin embargo, cada ejemplar es diferente y puede ser que tenga su propia forma de reaccionar ante una situación dada. Explicaré algunos de estos aspectos.

Raymond J. Wennier


INSTINTO: Es una conducta automática, natural en los equinos. Huir de una situación, apartarse de un objeto o sonido, tienen su razón en el instinto. Los caballos reaccionan automáticamente ante una presión; instintivamente temen al agua acumulada en el suelo  porque no pueden ver la profundidad. Los que han sido domesticados tienen que ser entrenados para vencer ciertos instintos cuando están siendo manejados o trabajados.

SENTIDOS: La vista, el oído, el tacto, el olfato, son cruciales para la sobrevivencia del caballo. Los sentidos del equino difieren de los nuestros y aprender las diferencias nos ayudará a entender cómo y por qué el caballo reacciona de ciertas maneras.
* Vista: El caballo depende mucho de su visión; por lo tanto, las percepciones visuales afectan fuertemente su conducta. La localización de los ojos hace posible que vea de frente, a los lados y atrás sin voltear su cabeza. Los caballos con ojos más separados son más proclives a bajar la cabeza para ver objetos más directamente enfrente de ellos. Él puede ver movimientos laterales y atrás de sus hombros; la mayoría de objetos pueden ser vistos con un ojo a la vez. La localización de sus ojos hace que el caballo tenga un punto ciego abajo y enfrente de su campo de visión. La extensión de ese punto ciego es de tres a seis pies por lo tanto el caballo no ve donde está poniendo sus patas y puede ser que no vea la comida sobre el suelo, directamente enfrente de él. Sin embargo, puede ver tan lejos como un cuarto de milla (0.6 km) con la cabeza en alto y mirando hacia adelante. Al comer, con la cabeza baja, puede ver únicamente unos pocos metros hacia los lados de su cuerpo. Los ojos de los caballos no se ajustan tan rápido, como los del hombre, a los cambios de luz pero una vez ajustados a la poca luz o a la oscuridad, tienen una buena visión nocturna. Conociendo lo anterior es fácil entender cómo un caballo de salto, que no tiene visión del obstáculo y sin embargo lo salta, vence el miedo y la dificultad porque ha sido entrenado para hacerlo.
* Oído: El equino tiene el oído más refinado que el humano, aunque la frecuencia del sonido sea similar; así que su caballo probablemente escuchará algo, antes que usted se dé cuenta y le sonará más recio a él. Cada oreja puede girar ciento ochenta grados hacia el frente, hacia atrás y hacia los lados y cada una puede moverse independientemente de la otra.
* Olfato: Este sentido está bien desarrollado y es usado para identificar a otros caballos, a la gente y a otros objetos. Es aconsejable dejarlos oler cualquier cosa que les sea extraña. A veces los olores no comunes pueden alarmarlos.
* Tacto: Los caballos responden bien al tacto. Sus áreas más sensibles son la boca, caderas, cuello, hombros y pies. La primera es muy sensible al dolor. Otras partes de su cuerpo son sensibles en distinto grado, a la presión y al dolor. Es por eso que el caballo aprende a actuar por medio de toques suaves con las riendas, piernas y el peso del cuerpo del jinete cuando lo están montando. Los toques no deben ser usados solamente para dar mandos sino también como recompensa. El caballo es un animal social, especialmente el caballo árabe; le gustan que lo rasquen, que le den cariño, que lo cepillen. Hay que aprovechar esos momentos para hablarle para decirle lo que se espera de él y darle la oportunidad de que responda a la atención que usted le da, con su forma especial de responder.
* Gusto: Les gustan las zanahorias, manzanas y piñas, de esta última se comen hasta la cáscara, y el concentrado con melaza. Estos son sabores dulces pero también les gusta el heno y el pasto.    Continuará