Psicologí­a ambiental (I)


«Es necesario trabajar cada dí­a

por adquirir buenas costumbres».

(Og Mandino).-

-Artí­culo dedicado al Colegio de

Humanidades de Guatemala-

Rolando Alfaro

Iniciamos una nueva serie de artí­culos, ello, con la esperanza de poder contribuir al conocimiento y difusión de la disciplina ambiental que, cada dí­a, avanza y obtiene apoyo en otras latitudes para poder lograr sus fines.

La psicologí­a ambiental, ciencia relativamente nueva, tiene como objeto de estudio la relación entre el ambiente fí­sico y la conducta humana.

El entorno humano, entonces, podrá recibir toda clase de influencias que si son negativas, como en el caso de la República de Guatemala, los resultados son negativos.

En la última década, sin embargo, se ha venido contemplando por diversas naciones, entidades cientí­ficas, estudiosos y universidades, el estudio y aplicación de la psicologí­a como materia para prevenir desórdenes visuales, emocionales y de otra clase en el ambiente en que se habita.

Diversos estudiosos del tema que ahora abordamos, definen a la psicologí­a ambiental como un área de la psicologí­a cuyo foco de investigación es la interrelación de ambiente fí­sico con la conducta y la experiencia humanas. Sus caracterí­sticas son: los procesos de adaptación, especialmente porque los seres humanos han de adaptarse a las complejas exigencias del ambiente fí­sico; ejemplo: vivir en ambientes superpoblados (caso de la ciudad capital de Guatemala), también las imágenes mentales del ambiente; y, la perspectiva holí­stica, los psicólogos ambientales creen que para comprender la conducta humana en forma adecuada, el ambiente y la conducta deben contemplarse como partes interrelacionadas de un todo invisible.

De lo anterior, podemos resumir qué importante es conocer el ambiente y si influencia sobre la mente, pues ello entraña el que muchas personas puedan cambiar de conducta por imágenes luces de colores, zumbidos y otras caracterí­sticas que en cierto, y, desde luego, la superpoblación de la región metropolitana en comparación con los habitantes de los departamentos, aldeas y caserí­os que poseen otro entorno humano.

Serí­a interesante que los señores encuestadores incursionaran sobre este tema, probablemente descubran los orí­genes de la violencia que nos agobia. O, será que no queremos comprender la realidad de un ambiente contaminado y frustrante para quién no está adaptado al mismo.

CONTINíšA…