Los profesionales turcos del turismo esperan mejorar la imagen de Turquía, afectada por la crisis de las caricaturas de Mahoma, la gripe aviaria y los atentados terroristas, sacando provecho a la pasada visita del Papa Benedicto XVI, que se desarrolló sin incidentes.
En los 10 primeros meses del año, el número de turistas extranjeros que visitaron Turquía cayó 7% respecto a 2005, a 17,8 millones de viajeros, según cifras oficiales.
Las causas: la gripe aviaria -que causó la muerte de cuatro personas-, la crisis de las caricaturas de Mahoma y una serie de atentados contra balnearios del oeste, que hirieron a varios turistas británicos.
El sector del turismo es la principal fuente de divisas para Turquía, con 18.100 millones de dólares en 2005. Representa cerca del 5,5% del PIB turco.
Pero la visita de cuatro días del jefe de la Iglesia católica, la semana pasada, tuvo efectos benéficos, según los especialistas.
«Creemos que esta visita es muy importante para el turismo turco», indicó el secretario adjunto del Turismo, Mustafa Isen, que alude incluso a un futuro «boom turístico».
Con sus gestos, especialmente su inesperada visita a la Mezquita Azul de Estambul, el Papa contribuyó a promover este país laico -pero cuya población es musulmana en su inmensa mayoría-, que pretende además figurar como un elemento de moderación en el mundo musulmán.
«Ello (la visita papal) fue una campaña publicitaria que superó nuestras expectativas», subrayó Timur Bayindir, presidente de la Unión de inversionistas y gestores de turismo.
En particular, Bayindir espera un flujo de turistas hacia la «casa de María», cerca de Efeso (oeste), donde Benedicto XVI celebró una misa ante algunos centenares de apasionados fieles.
«Al principio había temores. Circularon especulaciones sobre posibles atentados, pero nada de eso pasó, evitando así graves daños al sector» turístico, se felicita el especialista.
Para el jefe de la Asociación de difusión por televisión, Nuri í‡olakoglu, el viaje papal -que se anunciaba difícil por sus palabras en las que asoció, en septiembre, al Islam con la violencia-, que fue transmitido por las principales cadenas mundiales, tendrá un impacto aún mayor que la carrera de Fórmula 1 disputada desde hace dos años en Estambul.
«El campesino mexicano, el misionero en Patagonia, el japonés y el egipcio copto, todos han vuelto sus miradas hacia Turquía. Es enorme como publicidad», añade.
«Semejante campaña no podría haberse llevado a cabo ni siquiera con todo el dinero del mundo», subraya por su lado Basaran Ulusoy, jefe de la influyente Unión de agencias de viaje turcas (TíœRSAB).
«Los extranjeros han visto que Turquía es un país moderno, laico, y que las ciudades visitadas por el Papa no eran diferentes a las ciudades europeas», subraya este profesional.
Según los expertos del sector, el «turismo de la fe», promovido por Turquía desde hace unos 15 años, y que tiene como destino antiguos centros cristianos como Antioquia (sur), donde nació la Iglesia, y Efeso, pasando por Estambul, debe conocer un notable florecimiento.