Este es un tema simple que me fascina y que aprendí a descubrir durante los años de andadura por la práctica y la academia diplomática. ¿Definirlos? a lo mejor resulte una tarea simple. El tema, es que el uso y manejo apropiado de cada una de estas útiles herramientas pueden abrir o cerrar puertas, su manejo, evidenciará no solamente educación sino un alto respeto por la dignidad de las otras personas.
Cuando analizamos la evolución del relacionamiento humano constataremos que de prácticas primitivas hacia la negociación, el trato y las formas fueron los elementos que moldearon resoluciones y salvaron muchísimas vidas. Distinguir y respetar las costumbres, los hábitos de vida, interactuar con otras culturas, respetar en lugar de señalar, enriquecerse de la diversidad.
En mi época de profesor universitario, hermosa por cierto, solía iniciar la clase solicitando al alumno mejor ubicado que por favor fuera a traer, intencionalmente, algo que en apariencia había olvidado en el salón de catedráticos, otro alumno se colocaba en el pupitre vacío y al llegar analizábamos la reacción del acomedido estudiante, que en algunos casos pasaba de la cólera a la resignación, esto nos permitía, luego de devolverle su asiento al estudiante, evaluar cuales suelen ser las reacciones que asumimos, primordialmente en las relaciones de poder cuando consideramos que algo que nos pertenece o por ego propio nos es arrebatado.
El Protocolo, es en sí mismo un formalismo, para mi es una ciencia auxiliar de la diplomacia y de la política exterior, el protocolo no una técnica, dada la movilidad del sistema internacional, debe adoptar diferentes posiciones dependiendo del ángulo del globo terráqueo, por lo tanto es dinámico, no estático, se reinventa constantemente y en su interior encierra técnicas de negociación y de persuasión: metalenguaje corporal, mensaje subliminal (escenarios, horarios, vestimentas, comidas, entre otras más).
Por otro lado, el ceremonial encierra el costumbrismo puro, es más bien de carácter antropológico y nos enseña las diversas maneras de abordar el relacionamiento respetando las tradiciones, las costumbres, interpretando la forma del ver al mundo. Combinar el protocolo y el ceremonial no es tarea fácil, para ejemplificarlo basta con conocer por ejemplo la costumbre en determinados pueblos de comer con palillos o con la mano.
La etiqueta se encuentra mas bien relacionada con el manejo apropiado, derivado del ceremonial, grave error imponer hábitos de vestimenta, occidentalizar las costumbres, la etiqueta se rige igualmente por un padrón de costumbres y tiende a asociarse a la forma apropiada de vestir, saludar, comer, dialogar etc., etc. Durante mi experiencia como coordinador de diplomados en la materia, solíamos precisar conjuntamente con el apreciado amigo y académico, doctor Arturo Higueros, el manejo apropiado del lenguaje, la dicción, la elocución, la locución y otras maneras de hablar y escribir y conducirse, incluidos los tiempos, que lindo aprender con los alumnos sobre el uso intenso y apropiado de la manera de respetar y sentirse respetado, de igualar el trato sin importar el estrato, lo mismo saludar con cortesía al lustrador que al ilustrado, lo mismo saludar con amabilidad a una dama y al joven, la etiqueta es un elemento importantísimo en el relacionamiento humano.
Finalmente, la urbanidad, la cortesía, el ceder el paso, al apoyar al anciano, a la dama, a la persona con deficiencia. Si en nuestro trato diario aplicáramos simples reglas de conducción humana, no existirían tantos atropellos en nuestras sociedades.
He querido referirme a este tema como un marco referencial únicamente y alejarlos del bullicio del análisis y entender que en las cosas simples se encuentra la grandeza, el protocolo manda a la naturalidad dejando de lado el adorno vacío.