Protestas tras muerte de 120 personas


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Los chiíes de una ciudad en el suroeste de Pakistán, escenario de un cruento ataque terrorista, se rehusaban hoy a sepultar a sus muertos en protesta y demanda de que el Gobierno adopte medidas para protegerlos de la oleada de atentados con bombas y disparos dirigidos contra esa secta minoritaria musulmana.

Por ABDUL SATTAR QUETTA / Agencia AP

Los estallidos de bombas del jueves en Quetta fueron los más cruentos entre diversos atentados con explosivos que sacudieron varias partes de Pakistán y en los que 120 personas perdieron la vida. Todo parece indicar que ayer fue la jornada de violencia que ha dejado el número más alto de muertos en cinco años en el país.

La mayoría de los fallecidos eran musulmanes chiíes, víctimas del estallido de dos bombas en una sala de billar, hechos que constituyen un alarmante recordatorio de que los miembros de esta secta musulmana son cada vez blanco más frecuente de extremistas suníes.

Los miembros de la asediada comunidad chií tendieron el viernes unos 50 de sus muertos en la calle en Quetta y afirmaron que no los sepultarán hasta que el gobierno mejore la seguridad en la zona. Algunos chiíes jóvenes incendiaron neumáticos y obstruyeron el paso de una avenida cercana.

«Queremos seguridad para todas nuestras religiones; deben adoptarse todas las medidas necesarias para nuestra seguridad», dijo Fida Hussain, pariente de una de las víctimas fatales. «No los sepultaremos hasta que el gobierno cumpla todas nuestras demandas», apuntó.

El ataque fue el peor de los tres atentados con bomba dirigidos contra chiíes y soldados en Quetta, capital de la conflictiva provincia de Baluchistán. Uno de los ataques ocurridos el mismo día tuvo como blanco a creyentes en una mezquita suní en el noroeste.

La jornada de violencia al parecer fue la más sangrienta que sacude a Pakistán desde octubre de 2007, cuando 150 personas perdieron la vida en un atentado explosivo dirigido contra la política paquistaní Benazir Bhutto.

Bhutto sobrevivió al atentado pero fue asesinada dos meses después.

Cinco personas murieron horas después de las heridas que sufrieron la noche del jueves en los dos estallidos de bombas en el billar, dijo el funcionario policial de alto rango en Quetta, Hamid Shakeel, quien había dicho que unas 86 víctimas perdieron la vida en ese atentado.

El atentado en el billar, en una zona chií de la ciudad, comenzó con un ataque suicida y siguió con el estallido de un coche-bomba minutos después en la misma área. Los milicianos recurren con frecuencia a ese tipo de ataques con la intención de maximizar el número de muertos. La técnica consiste en activar una bomba y esperar la llegada de socorristas y curiosos para detonar una segunda.