Protestan en París por expulsión de inmigrantes


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Centenares de adolescentes franceses levantaron barricadas frente a sus escuelas y desfilaron hoy en París en protesta por la expulsión de familias de inmigrantes que residen sin autorización en Francia, incluyendo algunos de sus compañeros de clase.

PARÍS Agencia AP

Unos pocos estudiantes se enfrentaron con la policía, que lanzó gases lacrimógenos, pero la mayor parte desfiló de forma pacífica. Algunos de ellos se encaramaron a las paradas de autobús pidiendo la renuncia del ministro del Interior.

La tensión comenzó esta semana por el trato de una adolescente de Kosovo de 15 años detenida frente a sus compañeros de clase en una excursión pedagógica. El gobierno sostiene que a su familia de ocho miembros le fue negado el asilo político, por lo que no podía ya residir legalmente en Francia.

Dichas expulsiones ocurren regularmente en toda Francia a medida que el gobierno intenta limitar el número de inmigrantes. Empero, el trato dispensado a la muchacha desató la ira ciudadana, y sus detractores dijeron que la policía se excedió y traicionó la imagen de Francia como campeona de los derechos humanos.

Los estudiantes, que consideran injusta las expulsiones de menores, esperan presionar al gobierno socialista francés para que autorice el regreso a Francia de la muchacha y un adolescente armenio expulsado recientemente.

En una escuela de enseñanza superior en París, los estudiantes apilaron contenedores verdes de basura frente a la entrada y colgaron un cartel con la leyenda «Enseñanza en peligro».

«Todo el mundo debería tener una oportunidad. Todo el mundo debería tener un trabajo, trabajar y tener una familia. Cuando los niños intentan lograrlo, Francia se niega, y no es ese mi país», dijo el manifestante Romain Desprez.

La adolescente kosovar, Leonarda Dibrani, dijo a The Associated Press en la ciudad de Mitrovica, en el norte de Kosovo, que desea regresar a Francia. Los activistas sostienen que su familia Dibrani huyó de Kosovo hace cinco años porque son gitanos, y encaran discriminación y pocas oportunidades.

«Mi casa está en Francia», insistió Dibrani en francés. «No hablo la lengua de aquí y a nadie conozco. Sólo quiero regresar a Francia y olvidar todo lo ocurrido».