Protestan en aniversario de ley de Arizona


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Inmigrantes, lí­deres religiosos y activistas protestaron ayer para conmemorar el primer aniversario de la entrada en vigor de una polémica ley migratoria en Arizona.

Por CLAUDIA TORRENS NUEVA YORK / Agencia AP

Los miembros y voluntarios de grupos que forman parte de la Nueva Coalición Santuario de Nueva York dieron varias vueltas a la sede de los Servicios de Inmigración y Ciudadaní­a (USCIS, por sus siglas en inglés) para denunciar la legislación estatal y las aproximadamente 392 mil deportaciones ocurridas en 2010 en el paí­s.

«Estamos denunciando una ley que ha propagado odio en nuestras comunidades. Nuestra administración podrí­a haber hecho mucho y no lo ha hecho», dijo Juan Carlos Ruiz, un mexicano coordinador de la Coalición.

«Queremos expresar también lo que representa este edificio. Hay agoní­a en nuestro pueblo. Mucha gente es detenida y desaparece en nuestras comunidades», añadió.

La polémica ley SB1070 fue aprobada en abril del 2010 y entró en vigencia hace un año. El estado ha apelado un fallo que suspende la implementación de las cláusulas más controvertidas de la legislación.

El estatuto de Arizona incluí­a secciones en que se requerí­a a los policí­as que hací­an cumplir otras leyes que comprobaran también si los sospechosos residen legalmente en el paí­s.

Los estados de Georgia, Alabama, Carolina del Sur, Utah e Indiana han aprobado leyes similares. Estas, sin embargo, no han sido aún implementadas debido a demandas interpuestas en su contra.

El grupo, de aproximadamente 80 personas, caminó con cadenas, palmas y una oración escrita que leí­an susurrando cada vez que terminaban una vuelta y se paraban frente a la entrada principal de USCIS, en la calle Broadway del bajo Manhattan.

Fue el séptimo viernes que el grupo realiza lo que llaman «la caminata de Jericó», en honor a una marcha narrada en el Antiguo Testamento. Los manifestantes, algunos de ellos descalzos, oraron y llevaron lazos que representaban a 1.000 personas deportadas, dijeron. En total, llevaban 400 lazos.

«Este es un paí­s en que buscamos mejoras a nuestras vidas y sin embargo, a veces se deporta a gente que no tiene ningún antecedente (penal)», dijo Marta Chávez, una mexicana que trabaja para la asociación New Immigrant Community Empowerment (NICE).

Katherine Tichacek, portavoz de USCIS, no comentó sobre la marcha porque dijo que la agencia para la que trabaja no lidia con deportaciones. Tichacek dijo además que no comentarí­a sobre la ley de Arizona, ya que esa es una polí­tica estatal y su agencia es federal.

Lou Martí­nez, portavoz en Nueva York de la Agencia de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), que maneja deportaciones, dijo que la agencia da prioridad a la expulsión de personas que representan un peligro para la seguridad nacional o pública.

ICE aseguró, a través del vocero, que más de 195.000 de los 392.000 inmigrantes que fueron deportados en 2010 eran criminales que fueron declarados culpables.

«Estamos enfocados en el efectivo cumplimiento de las leyes de migración y fronterizas, mientras trabajamos con el congreso para lograr una reforma integral (de inmigración) que ofrezca un verdadero esquema de seguridad», dijo la agencia a través de Martí­nez.

Cientos de personas se manifestaron el martes frente a la Casa Blanca para solicitar al presidente Barack Obama que ordene detener las deportaciones.

Obama prometió durante su campaña electoral emprender una reforma migratoria para regularizar la situación de unos 12 millones de inmigrantes sin autorización para permanecer en el paí­s. El hecho de que la reforma no se ha aprobado le ha valido al mandatario las crí­ticas de la comunidad hispana.

Las hermanas peruanas Velma Céspedes y Nora Eng se interesaron el viernes por la marcha mientras iban en camino de hablar con un abogado debido a la potencial deportación de su hermano, un inmigrante no autorizado para estar en el paí­s.

«Es muy bueno que se haga esto», opinó Céspedes, de 45 años. «Obama no avanza en la defensa de los derechos de los inmigrantes».

El presidente estadounidense dijo esta semana ante miembros de una organización hispana que sabe el dolor que provocan las deportaciones y que trabaja a diario para «aplicar leyes defectuosas de la manera más humana posible».