Protección a los elefantes podrí­a agravar división entre paí­ses


El marfil ha sido considerado un material muy preciado, pero que ha creado rechazo por la forma inhumana en que debe ser conseguido, lo que ha hecho florecer el mercado negro. FOTO LA HORA: ARCHIVO

Los paí­ses africanos corren el riesgo de volverse a enfrentar sobre la protección de sus elefantes y la oportunidad de nuevas ventas de marfil, a tres meses de un crucial encuentro internacional y con un mercado negro del marfil en pleno apogeo.


Los elefantes, que antes se contaban por millones en ífrica, ahora sólo pueden encontrarse unos 600 mil, a lo sumo, en ese continente. FOTO LA HORA: ARCHIVO

Tanzania y Zambia provocaron un gran escándalo cuando pidieron que en la próxima conferencia sobre especies en peligro de extinción (CITES) programada entre el 13 y el 25 de marzo en Doha, se les autorice a vender respectivamente 90 y 22 toneladas de marfil.

Esta nueva excepción a las medidas contra el tráfico de marfil, impuestas en 1989 para salvar al elefante africano, reactivó la guerra entre los paí­ses del continente negro en los que el paquidermo sigue estando en peligro, y aquellos que consideran que el peligro ya pasó.

Los elefantes, que en otras épocas se contaban por millones en ífrica, hoy alcanzan apenas cifras de entre 400 mil y 600 mil.

Más de la mitad vive en ífrica austral, pero son apenas unos cuantos miles, incluso algunos centenares, diezmados por la caza ilegal, en la mayorí­a de los paí­ses del ífrica Occidental, central y oriental, o ya han desaparecido como es el caso en Burundi, Gambia, Mauritania o Sierra Leona.

La última conferencia CITES en 2007 fue escenario de enfrentamientos inter-africanos similares, antes de que se lograra un compromiso para una moratoria sobre las ventas de marfil durante nueve años, aunque hubo autorización para Zimbabué, Sudáfrica, Namibia y Bostwana para vender excepcionalmente 108 toneladas en beneficio de compradores chinos o japoneses.

Los defensores del elefante estiman que esta venta legal acrecentó la demanda de marfil y ha reactivado el mercado negro. En Kenay, el número de elefantes muertos por cazadores ilegales pasó de 47 en 2007 a 214 en 2009.

«Si esto continúa así­, podemos esperar ver la extinción del elefante antes de morirnos», aseguró Patricia Awori, directora de la Red panafricana de protección de la vida salvaje.

La situación es totalmente diferente del lado de Tanzania.

Estimando que el número de sus paquidermos pasó de 55.000 en 1989 a 137.000 en 2006, este paí­s afirma que «los elefantes se han convertido cada vez más en un problema para los campesinos pobres», que ven sus campos arrasados.

La venta de marfil obtenido en decomisos o por muerte natural de los paquidermos es la mejor manera de sensibilizar a las poblaciones sobre el valor que tiene el mayor mamí­fero terrestre, alega Tanzania en el expediente que presenta a la CITES.

Su propuesta generó una enmienda en sentido inverso, apoyada por siete paí­ses africanos entre los cuales la RDCongo y Kenia, destinada a prolongar la moratoria de 9 a 20 años, y a prohibir formalmente toda venta ilegal en cualquier lugar que no sea ífrica austral.

«En tanto paí­s que comparte el mismo ecosistema que Tanzania, corremos el riesgo de perder aún más elefantes con la proposición» de ese paí­s, declaró el ministro keniano encargado del patrimonio animal, Noah Wekesa.

Una cosa es segura: «el comercio ilegal del marfil, que aumenta en volumen desde 2004, aumentó notablemente en 2009», como lo reveló Traffic, el organismo internacional de vigilancia de los mercados animales, que señala «una implicación creciente del crimen organizado».

La cantidad de marfil confiscado en un año aumentó al doble para llegar a 15 toneladas este año, con un precio entre 750 y 1000 dólares el kilo.

«Esto comienza a escapar a todo control, es como el tráfico de droga», estimó Patricia Awori.

Los elefantes, que en otras épocas se contaban por millones en ífrica, hoy alcanzan apenas cifras de entre 400 mil y 600 mil.