La ONU dijo ayer que las autoridades afganas siguen torturando a prisioneros, con métodos tales como colgarlos por las muñecas y golpearlos con cables, un año después de que la organización documentase por primera vez los abusos y el gobierno afgano prometiese reformar sus políticas de detención.
El reporte muestra que ha habido pocos progresos en la reducción de los abusos en las prisiones afganas, pese a un año de esfuerzos por la ONU y las fuerzas extranjeras en el país. El reporte cita además instancias en las que las autoridades afganas trataron de ocultar los maltratos de los monitores de la ONU.
El lento progreso de la reforma de prisiones ha hecho que las fuerzas de la OTAN suspendan de nuevo la transferencia de prisioneros a las autoridades afganas, por temor de que sean torturados.
En numerosos centros de detenciones, las autoridades afganas dejan a detenidos colgados del techo por las muñecas, y los golpean con cables y garrotes, administrar choques eléctricos, tuercen genitales y amenazan con meterles botellas por el ano o matarlos, dice el reporte.
En una carta de respuesta al reporte, el gobierno afgano dijo que su comité de monitores internos determinó que «las acusaciones de tortura de detenidos son inciertas y por tanto carecen de prueba». El gobierno afgano expresó que no descarta completamente la posibilidad de tortura en sus centros de detención, pero dijo que no se acercaba a los niveles reflejados en el reporte. Afirmó que estaba revisando reportes de abuso.