Como todo en esta vida, no importando a qué nos podamos referir, siempre hay aspectos positivos y negativos en lo que se realiza.
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Cuál es el beneficio de un comerciante, de un agricultor, de un industrial, de un financiero, banquero o constructor de pertenecer a una cámara o asociación, de que a su vez la entidad gremial sea parte de un comité coordinador como CACIF.
El pro es conocerse, intercambiar opiniones, ponerse de acuerdo, actuar pública y privadamente en defensa de sus intereses, de sus agremiados y asociados. Para poder hacer todo esto, además de la voluntad se necesitan recursos económicos; todo asociado tiene que contribuir. Con estos recursos se contrata personal administrativo, se construyen sedes, se pagan servicios, ante todo, se contratan profesionales que se dediquen a estudiar, a defender y a proponer acciones, leyes y demás para el beneficio particular de los miembros o agremiados de las cámaras, asociaciones y comité coordinador. La justificación que se da es que ello se hace con recursos privados. «No es cierto», de una u otra forma todas estas erogaciones son gastos deducibles.
Cuántos beneficios, cuántos privilegios obtienen en los países desarrollados estas entidades. Estos sectores invierten millones de millones en cabilderos para que se materialice, por ejemplo, la Ley de Fomento Avícola, la inexistencia de impuestos de importación en grasas, materias primas que permitan mejores costos a los asociados y agremiados.
Los profesionales con que cuentan las entidades empresariales son de los mejores pagados, incluso algunos de ellos cuentan con gastos de representación, tarjeta de crédito y viajes al extranjero de forma institucional o de forma ocasional, según las circunstancias.
Los organismos legislativos de Centroamérica y Panamá tienen significativos presupuestos y no es un secreto que además de un amplio personal administrativo, de importantes sedes para su funcionamiento, tienen numerosos asesores; inclusive, en los diferentes países hay directivos que tienen asesores y personal por gruesa. Cuántos de ellos son eficientes, cuántos de ellos son necesarios, seguramente la mayoría. Si comparamos el presupuesto de un organismo legislativo nacional con el Parlacen comprobaremos que los presupuestos de los congresos son por lo menos diez veces mayores a los del Parlacen.
El desarrollo del Parlacen depende de cada uno de los gobiernos, depende de cada país darle facultad legislativa a nivel centroamericano, iniciativa de ley a nivel internacional y qué mejor caja de análisis y resonancia de las decisiones o de las opiniones del Ejecutivo que el Parlamento Centroamericano en todos y cada uno de los temas que correspondan a la integración y a la globalización.
Si por ejemplo me preguntasen qué es más importante, un embajador en cualquiera de los países latinoamericanos o un parlamentario centroamericano, qué creen que diría. Si comparáramos costos y resultados entre un embajador con un parlamentario, qué resultaría. Políticamente tiene más futuro, más trascendencia e importancia el Parlacen que nuestra embajada en la India o en la mayoría de los países donde actualmente tenemos representación diplomática.
Continuará.