Recuerdo que cuando fui diputado, en algunas ocasiones tenía la oportunidad de estar en foros y mesas de discusión públicas o privadas, en donde me llamaba la atención la propuesta permanente de Alfonso Cabrera, conocido político de la DC, quien desde aquel entonces era partidario de un sistema bicameral en Guatemala (Senado y congreso) y la figura de un primer ministro y un presidente, como existe en numerosos países. Jamás se llegó a discutir a fondo esta propuesta, y no sé si era una postura oficial de la ya desaparecida Democracia Cristiana.
  Viene esto a colación porque ahora un grupo de ciudadanos, encabezados por el infatigable Manuel «el Muso» Ayau, con quien conviví dentro de la política cuando era miembro de la antigua UCN y él era su candidato vicepresidencial, proponen a la sociedad reformas constitucionales que han recibido críticas y elogios, especialmente estos últimos, de los llamados sectores «neoliberales», sin que realmente se entre de manera científica a calificar estas propuestas, las cuales tienen derecho de plantear.
  De entrada debo decir que estoy en contra, por el momento, de cualquier reforma constitucional, en cuenta esta, a la cual me referiré con unas brevísimas acotaciones sobre el tema que, por supuesto, creo debe analizarse con más profundidad, espacio y tiempo.
 En primer lugar, aunque creo en un sistema bicameral como una buena alternativa, pero estimo que este daría resultado en un país donde primero exista un régimen político, bi o tripartidista, donde no abunden partidos creados por ambición de poder o porque se tiene pisto y que nacen, viven y mueren en pocos años por la falta de una verdadera sustentación ética, ideológica y programática. Digo esto, porque un pueblo que está identificado con una corriente política que conoce durante años, con dirigentes que son ejemplos permanentes y carismáticos, le es mas fácil asimilar los programas y propuestas que ellos hacen y no esperar «la lotería chapina» que se da cada cuatro años y que se marca, o porque se busca chance o se paga el voto o en el menor de los casos, porque se acarrea gente a la que se le brinda almuerzo, jugo y algo para sus dulces. Es decir, lamentablemente en nuestra querida tierra no solo hay analfabetismo e incultura general, sino también política.
   Es por estas divagaciones que concluyo que hoy por hoy, un sistema bicameral no es una opción valedera y menos en la forma que propone ProReforma. Veamos algunos aspectos negativos. Primero, se propone que se establezcan dos cámaras, una la del Senado compuesta por 45 miembros, de 50 años en adelante y 80 diputados. Si bien nuestra Constitución fija edades para ciertos cargos en la propuesta de ProReforma, existe discriminación ABSOLUTA Y TOTAL, no tanto en la edad para ser miembro de las cámaras y otros requisitos que establecen SINO EN LA FORMA DE SER ELECTO EL SENADO, ESTO ES, POR SUS CONGí‰NERES, es decir los que tengan 50 años van a elegir a los propuestos por electores de la misma edad y así sucesivamente. !Púchicas!, ¿no es esto discriminación para los electores? Los Senadores serán propuestos también por ciudadanos, lo cual resulta ambiguo, utópico, desconcertante y no bien explicado. ¿Cómo? ¿Cuándo? ¿Dónde?
 Los Senadores son inamovibles excepto por causas que expresamente determine la Ley y su función es de 15 años. Si en Guatemala nos cuesta aguantar un presidente cuatro años, un Senador de 15 es inadmisible.
  El Senado, ya como institución, es el ente superior del Estado, es, digámoslo benignamente, el dictador que tiene potestades casi ilimitadas tanto como lo es emitir la LEY, en tanto a los diputados se encargan de la «Legislación». ¡Más Puchis!. Ley tiene múltiples conceptos, pero tomemos tres de ellos del tratadista Guillermo Cabanellas: «Regla, norma, precepto de la autoridad pública que manda, permite o prohíbe algo/ la expresión positiva del derecho/ regla de conducta obligatoria». Legislación, según el mismo autor es: «la ciencia de las leyes, conjunto o cuerpo de leyes que integran el Derecho Positivo vigente en un Estado.» ¿Y entonces cómo es la cosa?
 Pero hay algo mas del poder dictatorial del Senado, aparte de encargarse de la ley (sic) también tendrá como misión todo lo relacionado con el Código y Derecho Privado y elegir, nada menos, a los magistrados de la Corte de Constitucionalidad, que fungirán con carácter VITALICIO, la Corte Suprema de Justicia, que durarán 15 años (miren la actual con cinco años y el palo que han recibido), también el Senado emitirá la Ley del Tribunal Supremo Electoral (para amarrar a los políticos descarriados y controlar magistrados y elecciones), y elegir al Contralor General de Cuentas.
 Pero no todo es malo de la propuesta, en lo personal estoy de acuerdo con renovar el Congreso cada dos años por mitad; en los mecanismos para remover al Presidente y Vicepresidente de la República y no aguantarlos cuatro años so pena de golpe de Estado; que los tributos y deudas sean aprobadas por las dos terceras partes de los diputados; que los diputados no puedan desempeñar cargos en el ejecutivo; poner límites al antejuicio y eliminar privilegios. En fin, los miembros de ProReforma creo que tienen derecho a que, dentro de la Ley, puedan hacer valer sus postulados, lástima que no se pueda votar sólo por las cosas que nos parecen.
Lapsus. En el original de mi última columna mencioné que el señor Escribá, ex director de Covial, no era INGENIERO CIVIL, pero la última palabra fue borrada, ya que sí es ingeniero electricista, lo cual aclaró una estimable lectora, lo cual sabía y por eso puse la palabra CIVIL.