Pro-reforma constitucional, ¡no! I


Quien escribe y el Dr. en Sociologí­a y Antropologí­a, Jorge Murga Armas, investigadores del Instituto Nacional de Investigaciones Económicas y Sociales (IIES) de la Facultad de Economí­a de la Usac, fueron invitados: a) por organizaciones de la sociedad civil del municipio de Totonicapán y el Movimiento Tzuc kim-pop, para participar a un foro en el que se harí­a el «Análisis jurí­dico y polí­tico de las iniciativas de reforma a la Constitución Polí­tica de la República, el jueves 16 de los corrientes y b) por la delegación de la Usac de Quetzaltenango, para el dí­a 17, con el mismo objeto.

Alfonso Bauer

Asistimos, acompañados de la antropóloga Rosa Pu, también invitada, asimismo, asistió el jurista sancarlista, Ví­ctor Ferrigno.

El foro realizado en la ciudad de Totonicapán, tuvo verificativo en el histórico y majestuoso Teatro Municipal, al cual asistió nutrida concurrencia, tanto de varones y mujeres quichés como mestizos, ciudadanos con alto grado de civismo.

El Dr. Jorge Murga y yo, Alfonso Bauer Paiz, coincidimos en la interpretación de los propósitos ocultos de la Asociación Pro Reforma, al presentar al Congreso de la República, por segunda vez, la iniciativa, pues ya lo habí­a hecho hace dos años, sin que el Organismo Legislativo se interesara en tramitarla. Tales propósitos no son para acondicionar en la superestructura jurí­dica, principios, valores y disposiciones que obliguen al establecimiento de una estructura orgánica que dé creación a un Estado verdaderamente independiente, soberano y digno, a la vez que garantice un régimen económico y social que efectivamente impulse el desarrollo en el territorio guatemalteco; pero no sólo de la entelequia «nacional», sino realmente de la persona humana. No, no es ese el cometido de la iniciativa, sino por el contrario, apuntalar ad perpetuam el poder económico y polí­tico de la oligarquí­a guatemalteca en el ejercicio del poder público en forma excluyente, omní­moda y antidemocrática.

Y para probar la anterior afirmación, entre otros, blandimos los siguientes hechos y argumentos irrefutables:

La propuesta de la Asociación Pro Reforma se inscribe en una vieja tradición oligárquica, que viene desde la época de la Colonia hispánica.

Intensifica el debilitamiento de las atribuciones del Estado, al respaldar las disposiciones de la Constitución que sientan las bases para la privatización de los servicios públicos.

La ideologí­a que sustenta la iniciativa es neo- liberal y, en consecuencia, desvaloriza las normas constitucionales que asignan como fin supremo del Estado: la realización del bien común.

Si la iniciativa califica a la Constitución vigente de reglamentaria y caduca, y propone una con «sólo normas generales y abstractas», es porque se opone a la realización del bien común.

El neoliberalismo, ideologí­a de la Asociación Pro Reforma, debilita aún más la democracia, primero, al reducir todaví­a mucho más, la ya débil soberaní­a popular, porque los senadores serí­an elegidos cada año, sólo por el 2 % de los ciudadanos (as). Los partidos polí­ticos serí­an excluidos y no podrí­an elegir senadores. Los senadores, elegidos por una minorí­a de la población, aprobarí­an las leyes más importantes, como lo son las de rango constitucional y los códigos. Los senadores tendrí­an poderes descomunales, incluso el de destituir al Presidente y Vicepresidente de la República, mientras que a los diputados del Congreso, electos por millones de ciudadanos y ciudadanas, se les reduce extremadamente sus funciones y sólo podrán aprobar o improbar asuntos más bien de carácter reglamentario y de poca importancia.

La reforma constitucional propuesta asigna al Senado atribuciones tales, que serí­a el órgano rector de este antidemocrático sistema, pues elegirí­a con carácter vitalicio a los magistrados del Organismo Judicial y a los de la Corte de Constitucionalidad.

Sólo 80 mil personas de cincuenta años de edad, elegirí­an cada año a los Senadores, que durarí­an quince años en el ejercicio de su cargo.

Es obvio que lo que intenta la iniciativa de la Asociación Pro Reforma, es «amarrar» el sistema democrático y, así­, consolidar el poder de la restringida clase privilegiada de terratenientes, comerciales, industriales y financistas, o sea, la del grupo de la Asociación Pro Reforma, de prosapia oligárquica, de mentalidad colonizada, en maridaje, por interés, con los «nuevos ricos» ladinos de la Reforma Liberal del siglo antepasado y, además, con los no menos avorazados integrantes de los cí­rculos de civiles y militares, oportunistas e inmorales, enriquecidos ilí­citamente, durante las décadas de la insurgencia armada y en la que siguió a la firma de los Acuerdos de Paz, a fines de diciembre de 1996, hasta la fecha.

Fueron señaladas connotadas omisiones de la iniciativa, la cual si fuese cierto que busca estructurar un nuevo Estado y una Ley Fundamental modelo, debió formular reformas a los preceptos constitucionales, relativos al Ejército Nacional, a la protección del Medio Ambiente, a la salvaguarda de los recursos naturales renovables, como los bosques y el agua, y, especialmente, los no renovables, como los minerales, los metales, el petróleo, omisión significativa, que evidencia la idiosincrasia oligopólica, antinacional y pro imperialista de la iniciativa, que abre no la puerta sino el portón a las empresas transnacionales y a las potencias imperialistas para adueñarse del patrimonio natural de Guatemala.

(Continuará)