Propuestas puntuales


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En empeño de construir un mejor futuro para los guatemaltecos me propongo con esta y otras futuras entregas hacer propuestas puntuales de reformas que creo necesitamos urgentemente en nuestro sistema para llevar al paí­s a un mejor camino. Y por supuesto que las dejo plasmadas para el análisis de los candidatos a puestos en el Ejecutivo, pero sobre todo para que los futuros diputados las estudien y propongan en el siguiente perí­odo legislativo. Los comentarios sobre cada una serán breves, pero lo más directo posible en afán de disparar la imaginación y creatividad del lector.

John Carroll

 


IGSS: Liberar el mercado de servicios de salud y de pensiones de manera que el IGSS sea un competidor más. Actualmente el IGSS tiene el monopolio de estos servicios para la fuerza laboral formal de Guatemala.  Ya les dimos la oportunidad durante más de 60 años de manejar nuestro seguro médico y nuestros esfuerzos de previsión con resultados muy poco alentadores. Creo firmemente que la decisión de asegurarse o no, en donde y bajo que condiciones debiera de ser del individuo y no del Estado.  No cabe duda que somos mejores administradores de nuestro futuro que los polí­ticos. Esta apertura a la competencia seguramente mejorará los servicios prestados por el Instituto.  Es importante también cancelar la totalidad de las rentas caí­das al IGSS por parte del Gobierno, porque esta deuda se convierte,  sin estar declarada como tal, en otra fuente de financiamiento para los gobernantes irresponsables. La deuda del gobierno al IGSS la pagamos todos, incluidos los trabajadores del gobierno cuando recibimos un servicio y rendimientos deficientes.

Dí‰FICIT: Una ley que prohí­ba el déficit fiscal y que obligue a los funcionarios a construir presupuestos sobre ingresos esperados reales. Cada vez que hacemos crecer el déficit estamos comprometiendo a las futuras generaciones que pagarán, con más impuestos o menor poder adquisitivo, las irresponsabilidades de una generación que vive en una falsa bonanza. Históricamente los gobiernos aprobaban presupuestos deficitarios con la excusa de la “inversión” en infraestructura, poco a poco el poder del déficit se fue agrandando hasta degenerar en lo que todos conocemos hoy. Se usa para tapar hoyos y consentir administraciones ineficientes e irresponsables, para financiar desde programas sociales clientelares hasta campañas polí­ticas populistas.  Lo de la infraestructura ya no es excusa hoy en dí­a, porque con un buen sistema de concesiones se puede obtener el capital de un inversionista.

SUBSUELO: Uno de los problemas centrales para el desarrollo minero y energético de paí­ses como el nuestro es aquel de la falta de certeza jurí­dica  en cuanto a la propiedad y uso del subsuelo. Propongo que se evalúe la opción de otorgar una servidumbre de uso de subsuelo a todos los propietarios de tierra en Guatemala. Todos los paí­ses del mundo desarrollados en estas industrias tienen, a diferencia nuestra,  un sistema de propiedad más completo en el que el dueño de la superficie es dueño del subsuelo. La servidumbre podrí­a ser otorgada por un perí­odo determinado, de 50 o 100 años, de manera general y no a solicitud especí­fica y permitirí­a dar a los terratenientes un incentivo virtuoso para el uso y cuidado de sus tierras. Las reservas ecológicas también ganarí­an certeza en el cuidado de sus recursos y los negocios de explotación tendrí­an su base en el estudio de costo-beneficio de los propietarios y no en las decisiones polí­ticas y discrecionales de los funcionarios.

PRESUPUESTO: Los presupuestos de ingresos y gastos debieran de hacerse de forma multianual y a la mitad del perí­odo de gobierno del Ejecutivo, de tal manera que el Congreso apruebe un presupuesto de 4 años cuando lleve 2 en el ejercicio de poder.  Esto permitirá despolitizar y eliminar en gran medida las asignaciones de gasto a dedo. Además mejorarí­a tremendamente la ejecución del gasto y habrí­a una mayor certeza y mejor planificación  en cuanto a la continuidad de proyectos de gasto social y amortización de deuda.

Cuatro cosas puntuales que creo nos encaminarí­an en la dirección correcta.