Propician el consumismo


Ante la crisis económica, el comercio y la industria reaccionan en forma enjundiosa. Tampoco la economí­a informal queda petrificada. Con ingenio, creatividad, además del ingrediente básico del mercadeo y publicidad, mano a mano, actúan para contrarrestar este fenómeno. Tal actitud es indicador claro de no lamentarse como el bí­blico Jeremí­as.

Juan de Dios Rojas
jddrojas@yahoo.com

Resulta razonable hasta cierto punto el hecho de redoblar esfuerzos con miras a propiciar el consumismo. Visto a su manera peculiar, en abierto menoscabo de su inversión, tratan de la defensa de sus intereses. De otra manera cobrarí­a vida el descalabro, en acción. En una mezcla de adrenalina, también tras la quí­mica de una mejorí­a pronta.

Es resultante inmediato que invade y empuja ese impulso, al rescate de contingentes en lista de clientela, antes que esta amengí¼e, peor aun, desaparezca del mapa. Mediante ojo avizor se nota el enorme pulso sostenido, tendente a elevar el nivel de ventas, en época difí­cil, devenida de la crisis imperante que golpea mucho más los bolsillos.

A consecuencia de estos señalamientos que los analistas hacen su disección, hoy en dí­a hay saturamiento de medidas en ese sentido. La proliferación ostensible del anuncio de precios rebajados, loterí­as, ofertas van y vienen. En resumen cada vez este protagonismo decidido está a lograr sus propósitos y subir la demanda reducida demasiado tiempo ha.

Las ventas diversas, tipo miscelánea, de casa en casa han tenido más presencia. Todo cae al final en verdadera competencia, a veces desleal. Auténticos aluviones de vendedores de ambos géneros, en procura de obtener sus comisiones; al menos la consecución del sustento diario personal y de la familia, en momentos por demás crí­ticos.

Cuando dicho fenómeno supera patrones conocidos es demostración palpable que el caso tiene rostro de languidez. Que los negocios andan actualmente por la calle de la amargura. Semejante cuadro, aseveran los abuelos, ocurrió en los años treintas, etapa que hubo de marcar siniestras acometidas mundiales, cuyos ramalazos afectaron duro a Guatemala.

Hay sobrados asuntos en la mira, demostradores que a pesar de los pesares el consumismo tiene seguidores en nuestro medio. Viene a ser ya parte de la cultura con hondas raí­ces. Sin embargo, el bajón puso en cintura a los sectores interesados y favorecidos. Razón entonces que explica los motivos de todas las campañas que propician el consumismo.

Aunque al auge de centros comerciales a la altura del modernismo dista de detener tales inversiones. Exhibe de cuerpo entero que de cualquier modo existen brotes de demanda. Todo en aras del apoderamiento de cara al consumismo aludido. Y en una contienda para que la gente caiga con los pies hinchados, más temprano que tarde, a no dudar.

No hay visos siquiera de una mejorí­a a cambio favorable, en la economí­a del colectivo. Salvo las infaltables excepciones de cajón. Pero la otra cara de la medalla, en medio del realismo merecedor de tomarse muy en cuenta, aconseja austeridad en toda la lí­nea. Inclusive la racionalización del gasto hogareño a la cabeza, algo urgente.

Eso mismo debiera poner en práctica el gobierno central y municipal. Sólo así­ podrá solventar en buena medida el problemón del presente. El derroche escandaloso debe parar, por el contrario suprimir ese egreso tipo monarquí­a imperial. Lo demandan los aciagos momentos que sacuden a semejanza de ciclón a los connacionales, sin piedad.

Nuestro paí­s es objeto de contradicciones a cuales más patéticas. Punto fijo del inframundo, generador del asombro consiguiente. A falta total de ahorrar, debido a que una mayorí­a conforma la sobrevivencia. Conviene gastar menos del ingreso personal, conforme elemental y sabio mecanismo, auténtico dictado aleccionador digno de imitarse.