Las fuerzas armadas de Siria se comprometieron el viernes a «cortar toda mano maligna que busque atacar sangre siria», e indicaron que las recientes agresiones a fuerzas de seguridad de elite muestran que la crisis de ocho meses se está agudizando peligrosamente.
La afirmación indica que la violencia se agrava en el país en momentos en que el presidente Bashar Assad intenta sofocar la amenaza más grave que ha sufrido la dinastía de 40 años de su familia, al tiempo que la presión internacional sobre él aumenta cada vez más.
Damasco enfrenta la posibilidad de que la Liga Arabe le aplique amplias sanciones económicas tras incumplir un plazo que vencía el viernes para permitir el ingreso de cientos de observadores al país.
Assad enfrenta el aislamiento más grave que su país ha visto en décadas debido a la violencia, que parece escapar a todo control.
Algunos sectores de la población iniciaron en marzo una serie de protestas pacíficas contra el mandatario, pero la situación se ha tornado más violenta debido a que desertores del ejército están utilizando su armamento contra las fuerzas de seguridad y algunos manifestantes han tomado las armas para protegerse.
El aumento del derramamiento de sangre ha generado temores de una guerra civil. Las Naciones Unidas estiman que la represión militar a la revuelta ya ha derivado en la muerte de al menos 3.500 personas.
De acuerdo con un comunicado militar difundido el viernes, seis pilotos de elite y cuatro oficiales técnicos murieron en una emboscada el día anterior en Homs, en un ataque inusual a personal de alto nivel.
«Nuestras fuerzas armadas continuarán desempeñando nuestra misión para defender la seguridad del país, y responderemos a cualquier cosa que nos amenace», señaló el comunicado.
Se desconoce quién está detrás de los ataques. Es imposible verificar los eventos en forma independiente porque Siria ha prohibido el ingreso de la prensa extranjera y ha impedido que los reporteros locales se desplacen con libertad.
La Liga Arabe le dio el jueves a Siria un plazo de 24 horas para que accediera a permitir el ingreso de una misión de observadores o de lo contrario se haría acreedora a sanciones, un golpe humillante a una nación que fue una de sus fundadoras.
Pero el plazo venció el viernes por la tarde sin que se llegara a ningún acuerdo. En lugar de ello, el secretario general de la Liga, Nabil Elaraby, recibió una carta de Siria en la que le solicitaban más detalles sobre la propuesta misión de observadores y su estatus legal.
La Liga se reunirá el sábado para tomar una decisión en torno a las sanciones, dijo Ahmed Ben Heli, subsecretario del organismo. Estas podrían incluir la suspensión de vuelos y una congelación de activos y transacciones financieras.