Las incertidumbres sobre el programa de Irán y el anuncio de un ensayo nuclear en Corea del Norte avivaron con fuerza en 2006 los temores a una proliferación de armas atómicas en el mundo.
«Es el peor año en materia de lucha contra la proliferación desde 1998, cuando India y Pakistán realizaron pruebas nucleares», estimó Mark Fitzpatrick, del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IIEE) de Londres en declaraciones.
«Los historiadores bien podrían considerar en el futuro que 2006 ha marcado el principio del desmoronamiento del régimen de no proliferación», añade.
Este sistema ha sufrido dos golpes severos: el lanzamiento de una producción de uranio enriquecido en Irán y el anuncio por Corea del Norte de su primer ensayo nuclear, el 9 de octubre. Además, Estados Unidos ofrece un acuerdo de cooperación nuclear civil a la India, a pesar de que este país dispone del arma atómica.
Esta evolución demuestra la dificultad creciente de la comunidad internacional para hacer respetar el Tratado de No Proliferación (TNP) de 1968. Las disposiciones «para restringir la adquisición y uso de armas nucleares (…) no se las aplican a ellos mismos», señalaba en noviembre el analista norteamericano George Perkovich, de la Fundación Carnegie.
Irán hizo caso omiso de las amonestaciones de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) y de una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que lo amenazaba con sanciones, y anunció un aumento de potencia de su cadena de enriquecimiento de uranio, susceptible de producir en última instancia combustible para bombas nucleares.
Las autoridades iraníes aseguran que su programa tiene fines exclusivamente pacíficos y se niegan a suspenderlo, a pesar de las propuestas de reanudar las negociaciones con los europeos, completadas con un programa de cooperación económica y garantías en materia de seguridad. Estados Unidos, China y Rusia aceptan sumarse a las negociaciones.
El presidente iraní, Mahmud Ahmadinejad, anunció la puesta en servicio de decenas de miles de centrifugadoras de enriquecimiento de uranio de aquí a un año, mientras que las grandes potencias no han logrado ponerse de acuerdo en el Consejo de Seguridad sobre sanciones posibles a Irán.
Corea del Norte, que salió del TNP en 2003, ha logrado hacer estallar una bomba rudimentaria, que podría perfeccionar y probar una segunda vez el año entrante, estiman los expertos.
«El año 2007 no se presenta mejor» que 2006, subraya Mark Fitzpatrick, y estima que ese ensayo daría alas a Irán de cara a su propio programa nuclear e incitaría a más países a dotarse del arma atómica.
«Irán no será capaz de producir el arma antes de unos años, y queda una posibilidad de convencerla de que no dé el paso, aunque disponga de la tecnología», como es el caso de Japón, estima.
Para Franí§ois Heisbourg, director de la Fundación para la Investigación Estratégica en París, el caso norcoreano «representa menos como precedente (para relanzar la carrera armamentista nuclear) que la cuestión iraní».
A diferencia de Corea del Norte, un Estado muy marginado, «Irán es relativamente abierto» y esta potencia regional podría actuar como modelo, estima el experto francés.
«Si Irán puede sustraerse al régimen de no proliferación sin que nadie se lo impida, será el fin del TNP», subraya Heisbourg, deplorando «el fracaso político de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad para hacer respetar las reglas en los casos más serios».
Este organismo no adoptó ninguna sanción contra Corea del Norte, mientras que China y Rusia, socios de Irán, son hostiles a cualquier sanción contra Teherán.
Al ser interrogado sobre la posibilidad de que se suministren armas nucleares a grupos terroristas, otro experto norteamericano, Gary Samore, habla de una «situación de pesadilla», pero «improbable». A su juicio, Irán no tiene la tecnología, mientras que Corea del Norte se expondría a terribles represalias de Estados Unidos.