Prolegómenos electorales


El próximo evento electoral tendrá los ingredientes necesarios para hacer del mismo un sin parangón, quizás con semejanzas a la del año 2003 en la que el escenario mostraba en competición al general Rí­os Montt, al ingeniero ílvaro Colom y al finquero Oscar Berger. Como recordarán, en esa ocasión como ahora, nubarrones de incertidumbre se iban convirtiendo poco a poco en temores públicos, y luego en percepciones artificialmente construidas, por la suposición de una inminente trasgresión del proceso electoral, como resultado de la posible utilización del gasto público para la campaña y por la manipulación institucional, por hechos como la presencia de las ex PAC. Básicamente la del 2003 fue una elección que daba por término, el periodo del mandatario que ahora está enrejado en un cuartel esperando la resolución de un largo proceso judicial. Pero además hay que recordar que fue un evento del que se construyó la falaz percepción que el bien luchaba contra el mal. Esa fue la forma en que se impulsó el proyecto de la derecha tradicional que recuperaba el poder del Estado para asegurar el poder sobre los recursos de este paí­s, sobre los importunos derroches y atrevimientos de una derecha dirí­amos de corte emergente o de menos estirpe.

Julio Donis

En esa elección como en los prolegómenos de la presente, no se escatimaron intenciones y recursos

para empezar a dibujar en la permeable cultura polí­tica del conglomerado guatemalteco, especialmente la del clasemediero aspiracional de la capital, la percepción otra vez falsa, que un «peligro» acechaba y ahora más porque se teme la influencia del Chavismo. Nuevamente asustando con el fantasma del comunismo en un lugar que esta profundamente tomado por la derecha neoconservadora. Sin embargo hay rasgos que hacen diferente la Guatemala de estos dí­as pero no tanto. Para empezar el impacto que ha tenido la implementación de los programas de transferencias condicionadas o llamados de Cohesión Social, juega en el radio de los oponentes y del Gobierno, como un elemento determinante en la próxima campaña. Los guatemaltecos no son una masa uniforme y manipulable del todo, como no es la misma percepción que se tiene en la capital que en el oriente o en el norte del paí­s, donde acechan y gobiernan otros poderes de luz más oscura. No es la misma percepción que tienen los habitantes de los 185 municipios beneficiados por Mi Familia Progresa, que la que tienen los habitantes de las zonas 14 y 10 de la capital de Tu Ciudad.

Otro elemento interesante que ha venido a dificultar el panorama, lo representa el Renap y sus desaciertos para cumplir con el mandato de la documentación de las personas. Es importante apuntar sobre esto porque las taras de origen de esa institución, constituyen ya un tema que empieza a ser sujeto de riesgo y preocupación por su relación con el Padrón Electoral. No es casual que hicieran ya su aparición los flamantes funcionarios de la OEA, que con rostro de impoluta preocupación por el proceso nacional, y con trajes impecables que guardan la fórmula mágica para auditar cualquier instrumento electoral, se pongan a disposición de la salvaguarda de la democracia guatemalteca. Supongo que aún están haciendo control de daños después de la debacle hondureña.

Ya han empezado a circular en el cómodo anonimato que permite el Internet, dimes y diretes de unos hacia los otros y de aquellos sobre los primeros. La campaña negra empieza asomar por la esquina de la polí­tica, y las descalificaciones empiezan a subir de tono. Unos alegaran inocencia y otros denunciaran culpa. La campaña electoral parece haber dado un paso en falso al haberse desplegado diversos recursos de los posibles contendientes, pero a diferencia de aquella ocasión, ahora no parece claro el candidato de la derecha puesto que se ha fragmentado el lado neoliberal del espectro y se impone una rápida recomposición. Hay posibilidades que se vean competir mujeres por la primera magistratura pero eso no será reflejo de condiciones más equitativas para la mujer en la polí­tica, sino la circunstancia de un sentido de poder bien enfocado de algunas. Lo cierto es que tanto sociedad civil como autoridades electorales, están llamados a mantenerse alerta para mantener la confianza y certeza del ciudadano, evitar a toda costa las imprecisiones e implementar los correctivos técnicos y polí­ticos que sean necesarios, porque la elección 2011 será compleja.