Mañana entra en vigor la Ley Antitabaco, algo que personalmente me agrada, que aplaudí al ser aprobada y que espero ansiosamente, aunque colectivamente al mencionarlo suelo escuchar expresiones como: nadie lo va a cumplir, eso no tiene sentido en Guatemala, acá no cuenta, o te imaginas cómo se van a enriquecer los policías y otros funcionarios con las mordidas que van a sacar en los bares….
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Y hasta cierto punto, entiendo la duda, ¿cuándo se han respetado las leyes en Guatemala?, hay quienes dicen que todo responde a una estrategia psicológica: prohíbe fumar y tendrás más fumadores, aunque en realidad debería de ser todo lo contrario, y muchos más que se ríen luego de la prorroga que anunció el vicepresidente Rafael Espada, sí, aunque parezca paradójico, al igual que la prorroga para la planilla del IVA o la compra de la calcomanía del carro, para que esta ley entre en vigor como tal hay una prorroga anunciada.
Con todo esto no se al final si alegrarme o no, porque si todo resulta como comúnmente ocurre en el país, además de continuar intoxicando mis pulmones voy a dañar mi hígado al recordar que hay una ley que nadie respeta.
Sin embargo, tratando de ser optimista, lo cual me cuesta, intentaré darle el beneficio de la duda a la implementación de esta nueva ley, que en otros países ha funcionado muy bien, pese a que los índices de fumadores son mucho mayores.
Intentaré también creer que quienes deben velar porque ésta se respete lo harán concientemente.
Aunque en realidad y esto es más bien una utopía, este tipo de reglamentaciones no deberían de existir si aplicáramos cotidianamente la frase de Benito Juárez: «El respeto al derecho ajeno es la paz» y quienes fuman tuvieran la consideración de apagar sus cigarros frente a los que no lo hacemos.
Aunque si tomamos al pie de la letra ese enunciado estaríamos dando por terminada la carrera política de muchos y el éxito de otros, usted querido lector o lectora, ya sabe.