Criticar programas sociales es difícil y se debe de hacer dando una explicación bien razonada y entendible, pues de lo contrario alguien puede decir que uno no se conmueve con el dolor ajeno, aunque lo que se esté proponiendo sea algo más efectivo.
Conociendo nuestro medio, donde la corrupción es el pan nuestro de cada día, realizar programas sociales y otorgar el beneficio en efectivo o sea dinero contante y sonante, es dar lugar a que el latrocinio sea inevitable, tal el caso del programa «Mi Familia Progresa», por lo que ese beneficio, a la larga, será más para los que reparten que para los beneficiarios.
Si en realidad el gobierno está tan preocupado por la desnutrición, la salud y la falta de educación de la niñez, un programa efectivo sería darle en la escuela dos tiempos completos de comida a los niños, con lo cual se lograrían los objetivos propuestos, pero con un programa que funcione, no que en este gobierno ya vamos por junio y hay muchas escuelas que no reciben ni la refacción.
Hay un viejo refrán que dicen que no sólo hay que ser honrado, sino que aparentarlo. Esto viene a colación de que ya se nos quiere endeudar con $200 millones o sea Q1,500 millones para la pensión que se otorgará con este programa del próximo año, sobrecalculado como veinte veces más, cuando se sabe que para registrar unas 10 mil familias en el programa se requiere mucho tiempo, salvo que se haga a troche y moche, para justificar lo que quieren justificar.
Si en realidad fueran tan eficientes y registraran ese número de familias, a las cuales se les daría Q3,600 al año, habría que invertir Q36 millones en el año, pero suponiendo que fueran tan, pero tan eficientes, que registraran 50 mil familias y para hacer números redondos y que quede la reserva bancaria respectiva, dijeran que eran 100 mil pensiones, el gasto sería de Q360 millones al año. La pregunta lógica es, ¿Dónde irán a parar los Q1,200 millones sobrantes, además de las pensiones que pusieron demás en el cálculo? Bueno como dijera un comercial, esa pregunta, ni se pregunta.
Como usted puede darse cuenta, ni los más connotados columnistas abordan estos temas, aunque sepan que hay esta clase de problemas y de argucias, pues luego los tildan de derechistas porque no se compadecen del dolor ajeno, como si la compasión fuera algo exclusivo de grupo y no de la humanidad.
Si es que en realidad lo que están haciendo no es con la finalidad de empacharse con los dineros del pueblo, sino que lo hacen porque están realmente preocupados, pues que cambien inmediatamente el programa a dos comidas diarias para los alumnos, reparen y remodelen las escuelas para que no sean cuchitriles, sin inodoros, sucios, instalarles agua potable, no de barril, etc., aunque dudo que quieran hacer el cambio, aunque de repente dan la sorpresa y quedo como un tonto mal pensado, o sino sigo siendo un tonto que creyó en milagros.