Profundo respeto y admiración a Nelson Mandela


Eduardo-Villatoro-2013

En todo el planeta muy pocos seres humanos contemporáneos despiertan en mí tanta admiración y respeto como el estadista sudafricano Nelson Mandela, por múltiples razones, fundamentalmente por su incansable lucha para lograr la igualdad de derechos de sus compatriotas de raza negra, su profunda convicción en la democracia, su intensa perseverancia para alcanzar sus legítimos propósitos, su paciente espera al estar privado de su libertad, su humildad al lograr alcanzar las metas que se propuso, su decencia de no aceptar la reelección presidencial, en fin, su grandeza de espíritu.

Eduardo Villatoro


Ahora que se encuentra en la etapa final de su vida terrenal es mi deber, como un minúsculo tributo a su gigantesco aporte a la especie humana, resumir apretadamente algunos rasgos determinantes de su biografía, trayendo a cuenta que nació el 18 de julio de 1918. Fue pastor de ovejas cuando estudiaba la primaria y después se hizo abogado. Fundó la rama juvenil del Congreso Nacional Africano (ANC), que se convirtió en abanderado contra la política gubernamental del apartheid, la más cruda expresión de la segregación racial.
  
Después de varias estadías en la cárcel acusado de comunista, Mandela pasó a la clandestinidad y salió al exilio. A su retorno a Sudáfrica, el 5 de agosto de 1962 fue detenido y sentenciado a cadena perpetua. Guardó prisión durante más de 26 años.
   Pasó 18 años en la cárcel de Robben Island, antes de ser trasladado a la de Polismoor, en Ciudad del Cabo en 1982, cuando se inició una campaña internacional a favor de su liberación. Durante los años que estuvo recluido en Robben Island, fue obligado a realizar trabajos forzados en las minas de cal de la isla. No le permitían usar gafas oscuras, por lo que los reflejos del sol sobre la cal dañaron sus ojos para siempre, además de sus pulmones, enfermedad que resintió a lo largo de los años y que lo tiene actualmente postrado en la cama de un hospital.
  
Cuando estaba en la cárcel falleció su madre y uno de sus hijos, pero se le negó el permiso para asistir a sus funerales. En 1985 rechazó la oferta del presidente blanco Pieter Willem Botha de libertad condicional sobre la premisa de que el gobierno no modificaría en absoluto el régimen del apartheid.
  
En febrero de 1990, ante la presión internacional, el entonces presidente Fredericik Willem de Klerk liberó a Mandela, después de legalizar su organización política y otros partidos. Mandela asumió el liderazgo del ANC y dirigió las negociaciones con el gobierno blanco en los difíciles años de 1993 y 1994. Finalmente el gobierno abrogó el apartheid y convocó a elecciones. Nelson Mandela logró la victoria por amplia mayoría en 1994, habiendo obtenido el Premio Nobel de la Paz un año antes.
  
Al concluir su período en 1999 rechazó la candidatura para ser reelegido, porque jamás ambicionó el poder por el poder mismo.
   (El obrero Romualdo Tishudo cita al ilustre Nelson Mandela:-Después de escalar una montaña muy alta, descubrimos que hay otras montañas por escalar).