Los países productores de diamantes se reúnen hoy en Namibia para repasar los esfuerzos del proceso de Kimberley, que pretende eliminar el comercio ilegal de piedras preciosas destinado a la financiación de conflictos.
Durante tres días, unos 200 delegados de esta estructura de cooperación internacional examinarán las presuntas violaciones del acuerdo, principalmente en Venezuela y Zimbabue, denunciadas por organizaciones no gubernamentales.
«Está en juego la credibilidad del proceso de Kimberley», advirtió Annie Dunnebacke, de Global Witness, una ONG que defiende la transparencia en la explotación de los recursos naturales.
«Su trabajo es vital. Sería escandaloso que los gobiernos y las empresas del sector lograran, negándose a cooperar, el fracaso» del régimen internacional de certificación de los diamantes brutos, explicó.
Venezuela, que no participa en el proceso de Kimberley desde septiembre de 2008, aceptó suspender la comercialización de diamantes hasta la puesta en marcha de un nuevo sistema de control.
Pero una investigación efectuada por la sociedad civil reveló en mayo que la extracción de diamantes continúa, según Global Witness.
En Zimbabue, cuya economía está arruinada, el proceso de Kimberley prepara un nuevo informe que recoge violaciones de derechos humanos en las minas, contrabando y controles internos deficientes, que podrían alimentar la circulación de diamantes destinados a financiar conflictos.
En abril, el sistema de certificación del proceso de Kimberley prohibió la venta de diamantes procedentes del este de Zimbabue. Varios testimonios dieron parte de numerosos casos de agresiones en la región de Marange, donde según la prensa local se expulsó a mineros por la fuerza.
Otros países, como Líbano o Guinea, exportan demasiados diamantes elaborados teniendo en cuenta las importaciones oficiales de piedras en bruto, destacó la ONG.
Los delegados del proceso de Kimberley se reúnen el martes por la tarde en la capital de Namibia, Windhoek, en un contexto de caída de las ventas de diamantes por la crisis económica mundial.
El acuerdo internacional abarca actualmente el 99,8% de la producción mundial de diamantes brutos, con 49 miembros que representan a 75 países. El acuerdo fue lanzado por Naciones Unidas en mayo de 2000 en la antigua ciudad minera sudafricana de Kimberley.
Firmado tres años más tarde por unos treinta países, el proceso tiene por objetivo evitar la utilización de piedras preciosas para financiar actividades militares.
En los años 1980, países como Liberia y Sierra Leona empleaban la madera y los diamantes para comprar armas, luego utilizadas en conflictos que dejaron miles de muertos.