Educación, salud, alimentación y otras necesidades sociales, son necesarias para el desarrollo de una familia y una nación. Pero todo ello podría darse si existen fuentes de empleo para que se obtengan los recursos para vivir dignamente.
Y si el trabajo es tan importante, ¿por qué no crearlo?, sería una pregunta obligada y habitual, no sólo en Guatemala sino que en todas partes del mundo.
No es que Guatemala esté en una situación de desgracia en materia laboral. Sin embargo, si se toma en cuenta de que entre el 75% y el 80% de la población económicamente activa (PEA) labora en el sector informal de la economía, esto podría empezar a tener matices de gravedad.
Y si a ello se le agrega que más del 60% de PEA no tienen una relación de dependencia laboral, es decir, trabajan por su cuenta, debido, fundamentalmente, a que no hay fuentes de empleo.
El tema es una bomba de tiempo, en donde, además de los altos niveles de informalidad, también se incluyen temáticas como los grandes movimientos migratorios hacia Estados Unidos, las remesas y las presiones que son consecuencia del Tratado de Libre Comercio, no falta mucho para que el fenómeno adquiera gravedad.
Sin embargo, luego de consultar a diversos analistas, al parecer la situación aún es prevenible.
En un comentario que realizaba el economista Hugo Maul, director del írea Económica del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (CIEN), en el blog de la página de Internet de esa institución (http://www.cien-gt.blogspot.com/), se preguntaba «si el trabajo (formal) es TAN importante, ¿acaso no debiéramos preocuparnos más en cómo incentivarlo?»
Uno de los problemas señalados por Maul, para la creación de fuentes de empleo en Guatemala, son «los costos y rigidez que imponen la legislación laboral y las contribuciones a la seguridad sobre las empresas y los trabajadores», se lee en la fuente antes señalada.
Además, indica que esta inflexibilidad del sistema laboral, no sólo impide la creación de nuevas fuentes de empleo, sino que también destruye trabajos ya existentes. «Â¿Conduce este tipo de legislación a la ’viabilidad de cualquier sistema social’?», pregunta en forma de conclusión el citado economista.
Coincidencias
No sólo Maul parece tener esta opinión. Cuestionados otros expertos en el tema, parece que los comentarios van encaminados hacia el mismo rumbo. Al respecto se refirió Luis Linares, secretario ejecutivo adjunto de la Asociación de Investigación y Estudios Sociales (ASIES), quien, además, es experto en el tema laboral.
Con respecto al panorama laboral que presenta Guatemala en estos años, Linares indicó: «considero que hace falta una actividad más dinámica del Estado, particularmente del gobierno central, para lograr que las cifras positivas en materia macroeconómica se traduzcan en la generación de empleo de calidad.»
Para Linares, la imposibilidad de no crear empleos puede contrariar los beneficios económicos de una economía en crecimiento, como la de Guatemala.
«De lo contrario los beneficios del desarrollo económico no se reflejarán en las condiciones de vida de la población, especialmente de la que está en la economía informal, con empleo precario o autoempleo», agregó el analista laboral de ASIES.
Pero, como se hizo mención al inicio, la situación aún no es tan grave, al menos no para detenerla. De acuerdo con Linares, el empeoramiento de la situación puede detenerse a través de una legislación efectiva, con especial énfasis para beneficio de los trabajadores.
«Para ello creo, que una política laboral activa, debe atender varios frentes: hacer efectivo el cumplimiento de la legislación laboral, especialmente de los derechos fundamentales de los trabajadores», comentó Linares.
Otro de los puntos que el analista considera fundamental para paliar la problemática laboral, es la creación de «programas masivos de capacitación para el trabajo, en función de la demanda actual y potencial del mercado laboral».
Asimismo, se deben considerar otros temas, como el actual desempeño del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social (IGSS) así como las políticas salariales.
En este último tema, nuevamente cobró vigencia la añeja polémica sobre el salario mínimo que, aunque no se tengan ojos para ver, es insuficiente y no está acorde con el valor de la fuerza laboral de los trabajadores.
Es, pues, de los últimos temas, para Linares, «mejorar el funcionamiento del IGSS y ampliar su cobertura; y una política salarial que tienda a mejorar el ingreso real de los trabajadores, diseñada de una forma realista», concluyó el analista de ASIES.
Cuatro aspectos
Con respecto al mismo tema, Jaime Díaz, analista económico del CIEN, explicó que la situación laboral de Guatemala, debe ser abordada desde cuatro aspectos: la economía informal creciente, el incremento en los flujos de remesas, mayor incertidumbre para el sector formal, y presión para adoptar modelos laborales más flexibles y competitivos.
En relación al primero de los temas enumerados, la creciente economía informal, Díaz indica que, ante la falta de instituciones que logren acoplarse a los modelos organizacionales que hoy en día requiere la economía nacional para desarrollarse e impulsen la productividad (tales como el pago de salario por hora, como un sistema jurídico legítimo y eficiente, entre otros), los agentes económicos optarán por realizar sus actividades empresariales en la economía informal.
«Asimismo, ante el exceso de restricciones y limitaciones (como el fracaso de los sistemas de seguridad social, las deficiencias del Ministerio de Trabajo, las restricciones que el Código de Trabajo le impone a la economía (y el CAFTA también), entre otros, así como la ausencia del Estado, limitan la capacidad para generar una mayor economía formal en Guatemala», opinó el analista de CIEN.
Con respecto al segundo tema, el aumento cada vez más sensible de las remesas familiares, que, por cierto, el año pasado sobrepasaron los 3.6 millardos de dólares, el economista indica que «el próximo año se espera que la tendencia de los flujos de divisas explicados por las remesas continúen incrementando».
Ante este hecho, comenta Díaz que «es posible que el año siguiente la población que viva en el extranjero sobrepase al 11% de la población que hoy en día habita en Guatemala, beneficiando a más de un 28% de la población».
Para el analista económico del CIEN, el fenómeno de las remesas familiares tiene como consecuencia que seguirá impactando la economía guatemalteca por dos vías: impulsando el consumo de la población, por ende reduciendo las horas laboradas de la población beneficiada, e incrementando la inversión y la creación de empleo por cuenta propia (que afecta de nuevo al primer punto ya mencionado, incrementando la economía informal).
En el tercer punto mencionado por el economista Jaime Díaz, la mayor incertidumbre para el sector formal de la economía, indica que el hecho de que el 2007 es un año electoral, este se convierte en un escenario para el «ofrecimiento» de promesas a granel, pero con la poca capacidad para cumplirlo, lo cual puede provocar que las empresas entren en un impasse al no saber qué ocurrirá, si en dado caso gana uno u otro candidato.
«Siendo un año electoral y ante la poca capacidad de las instituciones guatemaltecas para hacer cumplir y requerir planes de gobierno a los partidos políticos y ante la poca capacidad de las mismas para hacer cumplir los planes actuales, es posible que parte del empleo formal entre en una creciente incertidumbre a lo largo del año. Ojo, que el empleo informal también será víctima de este fenómeno, pero será la formalidad la más afectada directamente», complementa su respuesta el analista del CIEN.
Por último, a juicio de Díaz, existe también la presión para adoptar modelos laborales más flexibles y competitivos. «El CAFTA marca el inicio de una era que es inevitable. Sin embargo, no es el único fenómeno que va a motivar a las empresas y trabajadores a cambiar sus modelos organizacionales hacia aquellos que permitan una mayor flexibilidad y que absorba de mejor forma los cambios que sucedan a nivel internacional», comentó Díaz.
«Hoy se compite a nivel global (Estados Unidos, Centroamérica, Sudamérica, parte de Asia, Europa y el resto del mundo) y no a nivel local, esto presionará a lo largo del 2007 para una mejora en las prácticas laborales de las empresas y los trabajadores guatemaltecos», concluyó el economista.
A manera de conclusión, el panorama laboral está dominado por el hecho de que la mayoría de la PEA se maneja bajo la informalidad. Y, al contrario de esperarse que esta se reduzca, se corre el riesgo de que la formalidad decaiga, debido a las altas exigencias y a la poca flexibilidad del sistema laboral.
El fracaso en la cobertura de seguridad social en Guatemala, así como el fenómeno de las remesas familiares, la situación de estar activo el Tratado de Libre Comercio, así como el hecho de que este es un año electoral, podría afectar, a juicio de los especialistas, aún más las fuentes del empleo en Guatemala.