Probable solución a huelga en Guadalupe


Habitantes de Guadalupe se presentan frente al Palais de la Mutualite en espera de una negociación.  FOTO LA HORA:   AFP  LIONEL BONAVENTURE

Tras cinco semanas de huelga general, el conflicto social en la isla antillana francesa de Guadalupe se encaminaba a una solución tras alcanzarse un acuerdo sobre su reivindicación salarial, al contrario que en la vecina Martinica, que vivió una nueva noche de violencia.


El Estado, la patronal y el colectivo intersindical LKP que dirige la huelga contra la carestí­a de la vida que comenzó el 20 de enero en Guadalupe, llegaron a un acuerdo sobre el aumento de los salarios tras diez horas de negociaciones.

«El Estado garantizará los 200 euros (255 dólares)», declaró a la prensa uno de los dirigentes de la intersindical guadalupeña, Rosan Mounien.

«Estamos acostumbrados a los cambios de rumbo de la patronal, desconfiamos, la huelga continúa», matizó por su lado el lí­der del LKP, Elie Domota.

Mounien dijo que el acuerdo definitivo sobre los 200 euros no significaba el final de las negociaciones, sino que permití­a iniciar las discusiones sobre los otros 19 puntos, entre ellos el pago de los dí­as de huelga.

Las negociaciones iban a reanudarse este jueves a las 18H30 GMT, anunció el prefecto (gobernador civil) de Guadalupe, Nicolas Desforges, explicando que el acuerdo definitivo «no ha sido firmado y las discusiones no han concluido».

El secretario de Estado para Ultramar, Yves Jego, señaló que el aporte del Estado al aumento de 200 euros serí­a de entre «80 y 100 euros».

Entre tanto, Fort de France, la capital de la vecina Martinica, también paralizada por una huelga general contra la carestí­a de la vida iniciada el 5 de febrero, viví­a una nueva explosión de violencia en la noche del miércoles.

En varias ví­as importantes de la ciudad se levantaron barricadas construidas con tachos de basuras, algunos en llamas. Igual que la ví­spera, se oí­an detonaciones a intervalos regulares en la ciudad, de donde subí­an humo y olor de gases lacrimógenos.

Varios testimonios recogidos por la radio RCI dieron cuenta de grupos de jóvenes armados, encañonando a los automovilistas con fusiles recortados para robarles sus vehí­culos.

El centro de Fort de France parecí­a mejor protegido que la ví­spera. Según un responsable de la seguridad de la ciudad, los policí­as consiguieron desbaratar varios intentos de saqueo de tiendas.

Algunos periodistas presenciaron como las fuerzas antidisturbios dispersaban con gases lacrimógenos a jóvenes que se desplazaban en pequeños grupos por las calles con gran movilidad.

Alarmado, el alcalde de la ciudad, Serge Letchimy, calificó la violencia de «inadmisible» y lanzó un llamamiento para que se llegue a un acuerdo sobre los precios y los salarios en 48 horas, como máximo, para evitar que se generalicen los desórdenes.