El príncipe Enrique, tercero en el orden de sucesión del trono británico, regresó hoy a Gran Bretaña, tras revelarse que había pasado diez semanas combatiendo en secreto en Afganistán.
El avión en el que viajó el príncipe desde Afganistán aterrizó en el aeropuerto militar Brize Norton, en Oxfordshire, centro de Inglaterra, tras abandonar Afganistán ayer por la tarde.
Su padre, el príncipe Carlos, y su hermano mayor, Guillermo, lo esperaban en la base aérea, así como decenas de periodistas.
La decisión de que Enrique regresara «inmediatamente» de Afganistán fue tomada tras la revelación por el Drudge Report, una página web estadounidense, de que Enrique participaba en secreto, desde diciembre, en operaciones militares en Helmand, una peligrosa provincia en el sur del país asiático.
El príncipe soldado está al parecer molesto por haber debido volver de manera precipitada, pero será seguramente recibido como héroe por el público y la prensa.
Su abuela, la reina Isabel II, rindió ya homenaje a su nieto, afirmando que Enrique efectuó «un buen trabajo en una situación difícil».
Los medios de comunicación habían aceptado guardar el secreto hasta que el príncipe hubiera regresado a Gran Bretaña, tras pasar varios meses, entre cuatro y seis, en Afganistán, a cambio de reportajes y entrevistas con Enrique en el país asiático.