Primeros ensayos del periodismo


En la Edad Media, en Francia, se dieron los primeros ensayos prácticos del periodismo. Sucede que bajo las bóvedas de la catedral de Parí­s se encontraban datos periodí­sticos. Se dice que un candelabro de hierro, con tubos, puestos a la altura de la vista, se hallaban incrustados en los muros de la Iglesia de Nuestra Señora, muy cercano a una de las puertas laterales, obras maestras de cerrajerí­a.

Catalina Barrios

Una tabla cóncava, cubierta con cera, estaba colocada y suspendida por medio de un lazo flexible, al nivel de los tubos, con bují­as de cera amarilla.

Allí­, todas las mañanas, sobre aviso y responsabilidad de los directores y redactores que eran los obispos, corregidores o también regidores se imprimí­a, en cera grabada, como anuncio oficial, lo que interesaba a la población de la época. Como ejemplo, la llegada de una bula, algún triunfo o victoria ganada y otras noticias de importancia.

Luego que se colocaban las noticias, se permití­a a los letrados, leer a la luz de un cirio. Tales cirios eran indispensables pues el edificio estaba oscurecido. A esta forma de una comunicación se le puede llamar «gaceta cotidiana». Al escribir una nueva noticia se borraba la anterior.

Todos estos datos fueron divulgados en el periódico «El Presente» de Puebla México y reproducidos en Guatemala, por medio del Diario La República (17 julio 1893) que se conserva con el material que cuida la Hemeroteca Nacional de Guatemala.

Otra nota curiosa

El diario La República (31 agosto 1893) informa que Rubén Darí­o, poeta nicaragí¼ense fue nombrado Cónsul General de Colombia en Buenos Aires, con un sueldo anual de $2400.00. En la misma nota se pide a Darí­o que estudie nuestra historia y que deje de alabanzas para el Mikado. El puesto de Cónsul (ad honórem) habí­a sido desempeñado por Antonio Samper, acaudalado comerciante y persona respetable, a satisfacción para los colombianos residentes en Buenos Aires y el gobierno mismo de la República Argentina. Y como dato irónico, la noticia termina así­: «pero el Señor Samper no escribí­a artí­culos para los presidentes».