Primeros en introducciones bursátiles


Una tienda en Hong Kong anuncia sus ventas para fin de año. FOTO LA HORA: AFP ED JONES

La Bolsa de Hong Kong deberí­a revalidar, por segundo año consecutivo, su posición de primera plaza mundial de lanzamiento de nuevas cotizaciones, con unos 51.000 millones de dólares ya captados desde inicios de 2010.


Pero para la plaza hongkonesa, a pesar de ser cada vez más popular, serí­a importante reducir su dependencia de China, según los analistas.

A principios de diciembre, Hong Kong superaba de lejos, en términos de fondos recaudados, a las Bolsas de Nueva York (31.900 millones de dólares) y a las chinas de Shenzhen y Shanghai, según cifras de la consultora Dealogic.

«Es un verdadero éxito. Hong Kong puede jactarse de ser un centro financiero internacional y a la vez una puerta abierta a China continental», estimó el profesor de la Universidad de Hong Kong, Liu Qiao.

«Es una excelente plataforma para las empresas chinas para acceder a los capitales internacionales, algo que Shanghai tendrá problemas para proponer a corto plazo», agregó.

Pero el muy buen balance de Hong Kong en 2010, que supera los 30.000 millones de dólares recaudados el año pasado, se debe esencialmente a dos gigantescas introducciones bursátiles: la del asegurador asiático AIA en noviembre (20.500 millones de USD) y la del banco chino Agricultural Bank (22.100 millones de USD).

«Todos los grandes bancos chinos ya cotizan en bolsa. Quedan ahora las empresas eléctricas y quizás las compañí­as ferroviarias», comentó de su lado Francis Lun, director general de Fulbright Securities en Hong Kong.

«Será difí­cil entonces para Hong Kong ocupar el primer lugar del podio tres años seguido», vaticinó.

La Bolsa de Hong Kong se ha beneficiado de las decisiones de Pekí­n de privatizar sus empresas públicas, «pero no puede permanecer demasiado dependiente del mercado chino», subrayó Liu Qiao.

La ex colonia británica, que actualmente tiene el estatuto de región administrativa especial de la República Popular China, atrae también a empresas no chinas, aunque en menor medida, ya éstas representan el 9% de las compañí­as que cotizan en bolsa.

En mayo, el grupo francés L»Occitane se convirtió en la primera empresa de su paí­s en cotizar en Hong Kong, recaudando 704 millones de dólares. El gigante brasileño de la minerí­a Vale siguió sus pasos a principios de diciembre.

El grupo ruso Rusal, el mayor productor mundial de aluminio, empezó a cotizar en Hong Kong en enero, aunque despertando numerosas crí­ticas a raí­z de su gran endeudamiento y sospechas de ví­nculos con la mafia.

Otra compañí­a que entró en bolsa, la cadena de distribución de equipamientos eléctricos y electrónicos chino Gome, cuyo fundador Huang Guangyu fue condenado por corrupción, también suscitó interrogantes.

«El comité de cotización de la Bolsa de Hong Kong está sometido a presiones muy fuertes para autorizar introducciones» bursátiles, afirmó el secretario general de la Asociación para la Gobernanza de Empresas, Jamie Allen.

Según Allen, no se presta demasiada atención a las reglas de protección de los inversores o a aquellas concernientes a la gobernanza de las empresas en el paí­s de origen de las compañí­as candidatas a una introducción bursátil.

«Esto pone en peligro la reputación de la Bolsa», explicó, estimando sin embargo que las autoridades bursátiles de Hong Kong también podí­an «señalar con el dedo a los inversores, que deben estar más atentos a esas cuestiones».