Se ha preguntado usted si existe una historia comparativa de primeras damas a nivel continental, tal como, cuántas casi han llegado divorciadas al poder, cuántas se han divorciado mientras su esposo está en el poder, cuántas han ejercido el poder a través del esposo y cuántas han sido usadas por sus esposos para continuar en el poder.
Como datos puramente estadísticos no creo que sea muy difícil de hacer listados de cada una de estas categorías, pero si ahondamos en motivos creo que no es tan fácil, ya que habría que ahondar en intimidades que las protagonistas a saber si estarían o estarán en la disposición de revelar, salvo en el último caso de usar a la esposa para continuar en el poder, que el componente principal es la ambición de perpetuarse, sin embargo, ya son pocos los pueblos que aceptan estas arbitrariedades. Es creencia común que cuando una primera dama se empieza a distanciar del esposo presidente, es por que hay faldas de sobra de por medio, pero pudiera darse el caso que esta separación se inicie por la disputa del poder, que aunque pudiera ser la causa común, siempre se oculta, para no poder en entredicho a los contendientes.
En Guatemala ha habido casos de parejas ya casi divorciadas se aparentan reconciliar cuando parece que les va a sonar el loteriazo de la Presidencia, se llega a ella, se aparenta una vida de matrimonio normal, pero todos los días a las diez de la noche se abre el portón de la Casa Presidencial y la primera dama se va a dormir a su propia residencia.
Hay casos en que el presidente simula mandar y él es la figura decorativa que aparece como el que representa el poder, tal como sucedió en el gobierno de Arbenz, donde mientras el presidente se reunía con sus ministros en sesión de Gabinete, la primera dama se reunía con Carlos Manuel Pellecer, Víctor Manuel Gutiérrez y Fortuny para diseñar las estrategias que el Presidente tenía que exponer en la próxima reunión de Gabinete.
Podrían haber casos diferentes a los anteriores, variados y de todas las coyunturas, por ejemplo, líderes sindicales en contubernio con primeras damas, previo a hacer sus peticiones, ya conozcan de antemano hasta dónde los ministros o los presidentes estén dispuestos a ceder. Con esto no estoy sugiriendo que lo sucedido en el gobierno de Arbenz se repita en el país, pero son tantos los países, tantas las primeras damas, tantos los presidentes que no mandan, que hasta hay algunos que las políticas que han ejecutado son las que les recomendaban los bufones que los acompañaban a desayunar.