El ministro español de Asuntos Exteriores, Miguel íngel Moratinos, llegó hoy a Gibraltar en una visita histórica, ya que es la primera de un dirigente español a la colonia británica, para firmar acuerdos de cooperación en varias áreas.
La visita está empañada en España por el rechazo de la oposición conservadora del Partido Popular (PP), que acusó al gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero de «permisividad».
Moratinos prevé reunirse con su homólogo británico, David Miliband, y con Peter Caruana, el ministro principal de Gibraltar, territorio de menos de 7 km2 cedido por España a Inglaterra por el Tratado de Utrecht en 1713, tras la guerra de Sucesión española, aunque Madrid siempre ha mantenido su reivindicación en caso de que Londres renuncie a su soberanía.
Los tres celebrarán la III reunión ministerial del Foro de Diálogo sobre Gibraltar, que se creó en 2006 para «impulsar acuerdos de cooperación que redunden en beneficio de las poblaciones locales», según la cancillería española.
En este marco se firmarán acuerdos de cooperación entre España y Gibraltar en seis áreas: policial, judicial, aduanera, marítima y medioambiental, educativa y de visados, según fuentes del ministerio.
El viaje de Moratinos a este territorio situado en el extremo sur de España, que controla el acceso norte del Mar Mediterráneo, a pocos kilómetros de la costa marroquí, se decidió después de semanas de polémica por la cuestión de la soberanía de las aguas gibraltareñas.
España no reconoce que Gibraltar tenga soberanía sobre las aguas que la rodean, ya que estima que el Tratado de Utrecht no lo estipula, y las reivindica como suyas, lo que causa problemas cuando la policía española opera en ellas.
Días atrás, Caruana puso como condición a la visita de Moratinos que España reconociera sus aguas.
Pero finalmente abandonó este requisito, ya que en el Foro de Diálogo está sólo dedicado a la cooperación y no se aborda la cuestión de la soberanía, según la cancillería española.
El viaje de Moratinos a este territorio de unos 29.000 habitantes que se oponen en su mayoría ser españoles ha causado también grietas en España.
El primer partido de la oposición, el conservador Partido Popular (PP), pidió al ministro que no viajara por estimar que el gobierno está siendo demasiado «permisivo» con el llamado «peñón» (la ciudad se halla a los pies de una roca) sin recibir nada a cambio.
Moratinos «no debería haber viajado a Gibraltar porque está bajando la bandera de una reivindicación histórica», declaró a Punto Radio el secretario de Comunicación del PP, Esteban González Pons.
Los habitantes de Gibraltar, donde este martes podían verse banderas británicas colocadas en las ventanas de muchas viviendas, dejaron bien claro en un referéndum en 2002 que estaban en contra de la soberanía compartida entre el Reino Unido y España, en casi un 99%.
En esa línea, para el ministro principal de este pequeño territorio -que integra la lista de paraísos fiscales de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Europeos (OCDE) por sus ventajas fiscales-, la visita no ha cambiado las posiciones de las partes sobre la soberanía.
«No lo vemos como un avance o un retroceso en el contencioso. Ni para nosotros, ni para España», declaró Caruana al diario El País; el ministro consideró el viaje de Moratinos como «un gesto político importante» y «una apuesta por la cooperación», aunque Caruana tampoco tiene el apoyo de la oposición gibraltareña.
Tras el encuentro, Moratinos y Miliband mantendrán una reunión bilateral fuera del «peñón», en una localidad española de Jerez (Andalucía, sur).