Los inspectores internacionales de las medidas de austeridad presionaron hoy al primer ministro griego para que adopte nuevas y estrictas reducciones al gasto público, o de lo contrario el país podría perder los créditos que hasta ahora han evitado la bancarrota helénica.
Antonis Samaras, cuya coalición conservadora subió al poder apenas hace un mes, enfrenta intensa presión para que cumpla las medidas de austeridad y encuentre nuevas áreas en las cuales reducir el gasto público.
Los funcionarios de la Unión Europea, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo -conocidos como la troika- iniciaron esta semana un nuevo examen de los programas de austeridad griegos. Si su informe, esperado en septiembre, es negativo, Atenas podría verse privada de ayuda exterior, encarar la bancarrota y la salida de la eurozona.
El país, aplastado por una enorme deuda soberana, se ha mantenido fuera de la bancarrota gracias a los rescates internacionales desde mayo de 2010. Para obtenerlos redujo de forma drástica el gasto público, los salarios y las pensiones, al tiempo que aumentó los impuestos.
Simos Kedikoglou, vocero gubernamental, dijo que los inspectores, que representan a los acreedores internacionales de Grecia, informaron a Samaras «de las iniciativas que deben ser ejecutadas para asegurar que el programa nacional vuelva a encarrilarse».
El encuentro de una hora en Atenas se llevó a cabo al día siguiente de que el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, pidió a Samaras que «cumpla, cumpla y cumpla» las promesas formuladas por Grecia.
Dentro de sus planes de austeridad, Atenas ha logrado una reducción importante en su déficit presupuestario, del 15,8% en 2009 al 9,1% el año pasado. Empero, en otras áreas de la reforma el país se encuentra muy lejos de alcanzar las metas propuestas.
Atenas culpa en gran medida de esto a una recesión más severa que la anticipada, que podría ver caer su crecimiento económico más del 7% este año. Con ello, la contracción económica total en los últimos cinco años sería del 20%, que Samaras ha equiparado con la Gran Depresión de Estados Unidos en la década de 1930.