La Corte Suprema de Pakistán ordenó hoy la detención del primer ministro del país, Raja Pervaiz Ashraf, en un caso de corrupción que involucra a estaciones eléctricas privadas, informaron funcionarios judiciales.
Los funcionarios dijeron que los jueces también ordenaron la aprehensión de otros acusados en el caso.
Ashraf fue el ministro responsable del agua y la electricidad antes de ser el primer ministro paquistaní.
Los funcionarios hicieron las declaraciones en forma anónima debido a que no estaban autorizados para habler del asunto con los medios de comunicación.
Un asesor de Pervaiz Ashraf, Fawad Chaudhry, condenó la orden judicial y la calificó de inconstitucional.
Poco antes, un clérigo que ha inflamado el enojo de los paquistaníes ante los indicios de corrupción e indiferencia en el gobierno exigió que renuncien los gobernantes políticos del país, en un discurso pronunciado ante miles de sus seguidores en la capital.
La drástica entrada a la política paquistaní de Tahir-ul-Qadri, un predicador que hasta hace poco vivía en Canadá, ha producido preocupación entre algunos de que esté buscando descarrilar las elecciones a instancias del poderoso Ejército del país. Hay elecciones programadas para el segundo trimestre.
Qadri ha negado e insistido en que sus vagas exigencias de una reforma electoral todo lo que han buscado es erradicar la corrupción en el sistema político. Prometió hace varias semanas encabezar «una marcha de un millón de hombres» en Islamabad para impulsar sus exigencias.
Al pronunciar en la mañana del martes un discurso de 40 minutos mientras era protegido con un cristal blindado, Qadri dijo a sus seguidores que el mandato del gobierno estaba terminado.
«Les doy tiempo hasta mañana para disolver la asamblea nacional y todas las cuatro asambleas provinciales, de lo contrario, la nación las disolverá por sí misma», enfatizó.
Qadri hizo un llamado a los manifestantes a abrirse paso a través de los contenedores que les bloquean el camino a las oficinas de gobierno y a marchar pacíficamente hacia el enclave protegido que es llamado frecuentemente la «zona roja» en Islamabad.
Después de su llamado, algunos de los marchistas hicieron a un lado los contenedores de embarque que habían sido colocados en la calle para bloquearlos y caminaron hacia el enclave. Allí, otra hilera de contenedores y una fuerte presencia policial los bloqueó impidiéndoles avanzar más, y los manifestantes parecieron detenerse. No hubo enfrentamientos con autoridades de seguridad, y el mitin pareció ser mayormente pacífico.
Qadri dijo que se reunió una multitud de cuatro millones de personas en la avenida principal que lleva al centro del gobierno, pero asistieron mucho menos. Un funcionario de la ciudad, quien pidió no ser identificado porque no estaba autorizado a hablar con la prensa, dijo que acudieron aproximadamente 30 mil manifestantes.