La presión sobre el asediado primer ministro británico, Gordon Brown, aumenta cada día, al tiempo que se profundizan las turbulencias e incertidumbres económicas en Gran Bretaña, señalaron hoy los analistas.
El pesimismo de los británicos sobre la economía es el contexto de la rebelión en el Partido Laborista contra el liderazgo de Brown, a unos días del Congreso anual de esa formación, que decidirá su futuro.
Cada día, las noticias económicas apuntan al empeoramiento de las condiciones del mercado de crédito y del clima económico, lo que no ayuda a Brown a dar un nuevo rumbo a su gobierno que podría salvar su mandato y evitar una agudización de la desaceleración económica, indican analistas.
Y las turbulencias no cesan: hoy, fue el Halifax Bank of Scotland (HBOS), el mayor grupo hipotecario del Reino Unido, que se desplomó en la Bolsa, dos días después del colapso del banco de inversiones Lehman Brothers, que provocó una extrema volatilidad en los mercados.
Para evitar el derrumbe del HBOS, el gobierno de Brown está en estos momentos examinando una nueva legislación, para permitir que el banco británico Lloyds TSB compre el HBOS, reveló la cadena BBC, señalando que esa fusión crearía un gigante en la banca al por menor en el Reino Unido.
En el plano político, Brown tampoco tiene un respiro, aunque Downing Street, la sede del jefe de Gobierno británico, indicó hoy que el primer ministro está ocupado con las turbulencias económicas y no con la perspectiva de rebelión contra su autoridad.
«El primer ministro no está reflexionando mucho sobre eso (la rebelión contra su liderazgo). Con lo que está preocupado es con los grandes temas que afronta el país. Y el más importante es la situación en los mercados financieros», afirmó a reporteros el vocero de Brown.
Según la prensa británica, otros altos funcionarios de su gobierno se preparan a dimitir, por desacuerdos con el primer ministro luego de que el subsecretario de Estado británico para Escocia, David Cairns, presentara ayer su dimisión.
La renuncia de Cairns – la primera de un miembro del gobierno – será seguida por la de «altos cargos», entre ellos secretarios de Estado e incluso algún ministro, adelantaron varios diarios.
Esta disconformidad con el liderazgo de Brown se hizo patente cuando una docena de miembros del partido laborista pidieron un cambio al frente de esa agrupación política, en el poder desde 1997.
A Brown se le culpa de los problemas del partido, que, según un sondeo aparecido hace unos días, está 19 puntos por detrás de la oposición conservadora en intenciones de voto (27% y 46%, respectivamente).
En este clima de rebelión, algunos miembros del gobierno han cerrando filas en torno a Brown, entre ellos David Miliband, el jefe de la diplomacia británica y uno de los que suenan para sucederle.