Los ocho candidatos demócratas a la presidencia de Estados Unidos en las elecciones de 2008, denunciaron ayer la política del presidente George W. Bush en Irak e instaron a un retiro de las tropas estadounidenses, en su primer debate televisado.
«El Congreso (de mayoría demócrata) votó para poner fin a la guerra (…) y yo creo que eso es exactamente lo que quiere el pueblo estadounidense», indicó la senadora Hillary Clinton, de 59 años, una de las cartas fuertes de los demócratas para buscar la Casa Blanca.
El proyecto de ley aprobado por el Congreso este jueves y que se espera será vetada por Bush, vincula el financiamiento de las guerras en Irak y Afganistán a un calendario de retiro de las tropas que se inicia el 1 de octubre de este año.
En el debate demócrata, Clinton subrayó que esperaba que el presidente estadounidense no oponga su veto al proyecto de ley, pese a las reiteradas declaraciones de Bush de que así lo hará.
«Les puedo decir que si este presidente no nos saca de Irak, yo lo haré cuando sea presidenta», subrayó Hillary.
El conflicto en Irak aparece como el primer tema de preocupación de los electores, a menudo incluso por delante de la economía y la seguridad nacional, según las encuestas de opinión.
Su rival demócrata, Barack Obama, segundo en los sondeos, marcó la diferencia con la senadora por Nueva York, al subrayar que estaba «orgulloso» de no haber aprobado la guerra. Esta no es la primera vez que Obama hace referencia al apoyo a la guerra que realizó en 2002 la ex primera dama, esposa del ex presidente Bill Clinton.
En ese entonces el joven (45 años) y seductor senador por Ilinois (norte), primer legislador negro con posibilidades serias de llegar a la Casa Blanca, no integraba el Congreso.
Según el último sondeo publicado el jueves, las diferencias se estrechan entre los dos candidatos: la senadora tiene sólo cinco puntos de ventaja sobre Obama (contra 12 hace un mes), con 36% de las intenciones de votos demócratas contra 31%. John Edwards avanzó al 20%, según este estudio encargado por Wall Street Journal/NBC News.
El candidato a la vicepresidencia por el partido demócrata en 2004, John Edwards, tercero en los sondeos, afirmó que era necesario reestablecer «la confianza entre el presidente de Estados Unidos y los estadounidenses».
«Esta confianza ha sido aniquilada en los últimos seis años», subrayó, haciendo una referencia al mandato del presidente republicano.
Los ocho presidenciables por el partido demócrata se enfrentaron en el campus universitario de Orangeburg, en Carolina del Sur, estado clave en las primarias presidenciales, en un debate transmitido a nivel nacional y considerado como una etapa importante en la campaña ya iniciada.
Fuera del tema de Irak, los candidatos apenas se dieron tiempo para tocar otros asuntos que también preocupan a los estadounidenses, aunque en menor medida.
En tal sentido, la única que se refirió a una reforma de las leyes de inmigración fue la senadora Hillary Clinton respondiendo a una pregunta del moderador.
«Estoy en favor de una reforma migratoria amplia, que incluya reforzar la seguridad en nuestras fronteras, sancionar a los patrones que dan empleo a inmigrantes indocumentados, (que) ayude a nuestras comunidades a manejar los costos de la inmigración ilegal, y saque a unos 12 millones de inmigrantes (sin papeles) de las sombras», dijo.
En el debate, que se celebra ocho meses antes de las elecciones primarias de enero y 18 meses antes de las presidenciales de noviembre de 2008, participaron además el gobernador de Nuevo México, Bill Richardson, único hispano que busca la candidatura presidencial, quien se mostró se mostró partidario de examinar el embargo comercial que Estados Unidos impone a Cuba.
«La realidad es que deberíamos estar planificando para una Cuba pos (Fidel) Castro, y eso significa reevaluar el embargo. Eso significa también encontrar caminos que aseguren que Cuba se convierta (en un país) democrático», estimó Richardson.
Para los observadores, este debate fue más que nada un ejercicio de campaña y una ocasión para conocer las posturas de los candidatos menos conocidos: los senadores Joe Biden, Christopher Dodd, el ex senador Mike Gravel y el legislador Dennis Kucinich.
La reforma de las leyes de inmigración en Estados Unidos estuvo apenas presente durante el debate que ayer opuso a los aspirantes a la investidura presidencial demócrata, con solo una pregunta formulada específicamente a la senadora Hillary Clinton.
«Â¿Senadora Clinton, si usted fuera actualmente la presidente, desafiaría a la mayoría de los ciudadanos estadounidenses y ofrecería alguna forma de amnistía para los extranjeros ilegales?», preguntó el moderador a la ex primera dama, que lidera las encuestas entre los demócratas.
En respuesta, Clinton reiteró que está a favor de una «reforma amplia».
«Estoy en favor de una reforma migratoria amplia, que incluya reforzar la seguridad en nuestras fronteras, sancionar a los patrones que dan empleo a inmigrantes indocumentados, (que) ayude a nuestras comunidades a manejar los costos de la inmigración ilegal, y saque a los alrededor de 12 millones de inmigrantes (sin papeles) de las sombras. Eso es muy importante para mí», dijo.
Clinton se mostró partidaria asimismo de darle a los inmigrantes ilegales «la chance de pagar una multa, pagar los impuestos (que deban), aprender inglés y ponerse en la fila para ser elegibles para tener estatus legal» en Estados Unidos.
Hillary Clinton, senadora por el estado de Nueva York, envió el miércoles una carta al presidente George W. Bush pidiendo una reforma migratoria que no separe a las familias, según informó este jueves su comando de campaña.
¡Cuidado! Andan armados
Cinco de los ocho aspirantes demócratas a la Casa Blanca en las elecciones de 2008 reconocieron ayer poseer o haber poseído un arma en su domicilio, durante el primer debate televisado que los enfrentó.
Interrogados sobre la reciente masacre en la Universidad de Virginia Tech (Virginia, este) donde un estudiante de origen surcoreano asesinó a 32 personas antes de suicidarse, la mayoría de los candidatos admitió poseer al menos un arma de fuego.
«Â¿Cuántos de entre ustedes tiene un arma de fuego?», demandó la periodista moderadora del debate.
Cinco manos se erigieron aunque ninguna de ellas correspondió a los tres candidatos favoritos Hillary Clinton, Barack Obama o John Edwards.
La Constitución estadounidense permite la posesión y porte de armas y ninguno de los candidatos a disputar la presidencia ha reclamado hasta ahora un cambio a esa legislación.