Prevención de violencia y delincuencia urbana, un compromiso de las izquierdas.


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1. INTRODUCCIí“N

Para el año 2012 la población total de la República de Guatemala superará los 15.4 millones de habitantes, el departamento de Guatemala o Región Metropolitana aportará más de 3.2 millones de personas, de las cuales 992,541 serán residentes del municipio de la ciudad de Guatemala. El municipio de la ciudad de Guatemala es un territorio con un enorme potencial de riqueza y diversidad económica, ambiental, polí­tica y cultural, en ella es preponderante el modo de vida urbano, el cual influye sobre el modo en que se establecen los ví­nculos entre sus habitantes y con el mismo territorio. En sentido contrario a tales potencialidades, el modelo de desarrollo implementado en los últimos 25 año se caracteriza por establecer niveles de concentración de renta y de poder que generan pobreza y exclusión, contribuyen a la depredación del ambiente y aceleran los procesos migratorios y de urbanización, la segregación social y espacial y la privatización de los bienes comunes y del espacio público.

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Por íngel Sánchez Viesca y Ernesto Palma
Frente Amplio

Este contexto favorece el surgimiento de luchas urbanas que, pese a su significado social y polí­tico, son aún fragmentadas e incapaces de producir cambios trascendentes en el modelo de desarrollo-dominación vigente. Ante esta realidad, y la necesidad de contrarrestar sus tendencias, el Frente Amplio (coalición de partidos de izquierdas de Guatemala y de  organizaciones y movimientos sociales), ha planteado y ha asumido el desafí­o de construir un modelo sustentable de sociedad y vida urbana, basado en los principios de solidaridad, libertad, equidad, dignidad y justicia social y fundamentado en el respeto a las diferentes culturas urbanas y el equilibrio entre lo urbano y lo rural.

2. VISIí“N URBANíSTICA, DEMOCRíTICA Y SUSTENTABLE

A partir de la crí­tica del Plan de Ordenamiento Territorial (POT) del municipio de Guatemala actualmente vigente, el Frente Amplio se propone revisar el POT y caracterizar el territorio con base en la complejidad de las interacciones humanas, sociales y polí­ticas propias de una sociedad multicultural, pluricultural y multilingí¼e, dividida en estratos socioeconómicos con abismales diferencias en sus niveles de vida, ingresos y efectiva ciudadaní­a.

Nuestro objeto de trabajo en el desarrollo y planificación territorial es reorganizar el espacio en sus tres dimensiones la absoluta, la relativa y la relacional, de tal manera que permita una progresiva reconexión de la vida individual con lugares fí­sicos y comunidades que le proporcionen condiciones dignas y adecuadas para reconstruir y reinventar una o varias identidades colectivas de manera autogestionada.  Para ello será necesario:

1. Frenar la proliferación y promoción –con recursos públicos municipales–, de los non-lugares.  Es decir de aquellos sitios y lugares urbanos que están organizados para olvidar y perder la identidad, que resultan ser espacios del anonimato porque aí­slan al individuo de su prójimo, encimándolo sobre sí­ mismo según su capacidad de compra o de venta, (Marc Augé).

2. No permitir la fragmentación especial y temporal de la experiencia social, porque dicha segmentación –por demás arbitraria y  déspota–, absolutiza el presente, debilita la memoria, provoca pérdida de la percepción de los efectos que los actos del pasado producen sobre el presente y el futuro, y porque su última pretensión es  desvanecer el sentido de la responsabilidad hacia el prójimo, aislándole.

3. Promover, construir y proteger la vinculación del individuo con la comunidad y con el conjunto de normas que rigen el modo de vida urbano.  Se reconoce en todo caso, que siempre ha habido crisis de identidad, individuales y colectivas, que «No hay identidad sin la presencia de los otros. No hay identidad sin alteridad», (Marc Augé).

4. En el plano polí­tico, el gobierno municipal debe reconocer el debilitamiento del Estado-nación y, por consiguiente, el quebranto de los ya de por sí­ frágiles referentes de identidad locales y patriótico-nacionales para el individuo. 

Los cuatro puntos expuestos, exigen iniciar procesos de construcción de una nueva ciudadaní­a, más participativa, más efectiva y concreta basada en derechos colectivos como el derecho a la ciudad y la defensa del territorio. Implica además de reconocer la pluriculturalidad, el multilingí¼ismo y la diversidad de identidades, de género y de posturas polí­ticas y religiosas, el admitir y dar respuesta a las demandas por: tierra para una vivienda digna; una educación pública universal y gratuita adecuada al idioma y la cultura de cada grupo étnico cultural; tener un empleo y obtener ingresos suficientes bajo condiciones dignas y con seguridad social; servicios de salud pública gratuita; agua potable; alcantarillado y drenaje ambientalmente sustentables; transporte urbano colectivo público; sistema de áreas verdes y recreativas de libre y fácil acceso; red vial vehicular y peatonal en buen estado y de relativa fluidez; seguridad ciudadana en el marco más irrestricto de respeto a la vida humana y a los derechos civiles; y al saneamiento, mantenimiento y recuperación del ambiente y los recursos naturales.

Para el Frente Amplio no existe posibilidad alguna de reorganizar el espacio fí­sico de la ciudad, reordenar y planificar el territorio, sin aplicar el principio básico de distribución justa de las cargas y los beneficios que brinda la ciudad.  No puede continuarse reproduciendo la desigualdad social y la segregación socio-especial sobre la base de dejar hacer lo que sea al mercado inmobiliario y tolerando que solamente una minorí­a tenga derecho a la ciudad, a su infraestructura y a sus servicios. 

Una vida mejor en la ciudad de Guatemala sólo será posible cuando la planificación y gestión urbana sea producto de la más plena y libre participación ciudadana, cuando se deje de construir ciudad lote a lote y esta modalidad sea sustituida por la de entidades-identidades territoriales que aportan según reciben beneficios y según las cargas sociales que deben imponerse para resolver las necesidades básicas insatisfechas de orden público-municipal.

EL PAPEL DEL MUNICIPIO EN SEGURIDAD

Es necesario reconocer que la persecución y penalización de la delincuencia corresponde a otros Organismos del Estado, por lo que cualquier ofrecimiento en este sentido por parte de los candidatos a alcalde y sus planillas de candidatos a miembros del Concejo Municipal, es mera retórica demagógica. Sin embargo, la prevención puede realizarse desde las municipalidades a partir de acciones que respondan al artí­culo 68 del Código Municipal (decreto 12-2002), en donde sobresalen la iluminación, la gestión de la educación preprimaria, primaria, y alfabetización, bibliotecas públicas, parques y lugares de recreación.

Existen además, acciones en las que se puede actuar conjuntamente con los organismos del Estado encargados de la justicia y la persecución penal y moral. El Frente Amplio está comprometido desde ya en el esfuerzo por hacer efectivas las acciones de cooperación, fortaleciendo e interactuando en la materia de seguridad ciudadana, siempre  y cuando se no se vulnere la autonomí­a municipal y el uso de recursos de la alcaldí­a sea transparente y a favor de toda la ciudadaní­a.

Aquellas acciones que la administración actual haya realizado en este sentido serán evaluadas a luz de la aceptación pública y ciudadana, y serán mantenidas y mejoradas según la capacidad institucional y la voluntad de los vecinos.

Es necesario, sin embargo,  señalar con claridad cuáles son las consideraciones que con respecto a la inseguridad ciudadana tiene el Frente Amplio. Es consideración de nuestra coalición que la violencia y delincuencia urbana tiene tres causas primordiales: la desigualdad, la segregación y la exclusión social. Fenómenos sociales que tienen estrecha relación con la persistente pobreza y con la ilimitada acumulación de la riqueza.

Lo primero que realizaremos desde el gobierno municipal es validar nuestra opinión o refutarla con base en: construir una lí­nea base sobre el tema de seguridad y desarrollo; elaborar un diagnóstico municipal en la materia; efectuar sondeos de percepción ciudadana y talleres participativos con representantes locales. Hasta ahora no se conoce ningún esfuerzo en este sentido por parte de la administración edilicia capitalina, estas cuatro acciones tienen por objetivo conocer con certeza la realidad local, los factores riesgo y de protección para dar inicio a un Plan participativo de prevención y vigilancia en pro de una seguridad ciudadana basada en el desarrollo local.

El principal objetivo a alcanzar en el corto y mediano plazo es que en el municipio de la ciudad de Guatemala se fomente una cultura de paz y resolución alterna de controversias que surgen entre individuos de la ciudadaní­a y entre instituciones, tanto públicas como privadas.  Con ello se persigue descargar al sistema judicial de los casos que no requieren o que no constituyen causa judicial para que el sistema atienda los casos de mayor trascendencia.  Será necesario por tanto y desde los primeros meses de gobierno establecer un programa de capacitación y mecanismo comunitarios de resolución de conflictos, con ello los ciudadanos y ciudadana ahorrarán tiempo y dinero.

Desde nuestra experiencia de trabajo social-comunitaria sabemos que existen casos de conflicto en al menos cuatro niveles: de familia, vecinales, laborales y comunales.

Sobre estas orientaciones y este conocimiento consideramos pertinente someter a aprobación del Concejo Municipal la creación de un “Comité Municipal de Prevención, Vigilancia y Protección Ciudadana” con la finalidad de contar  con una organización representativa y participativa de todos los sectores del municipio, para fortalecer y legitimar todas las acciones que en materia de seguridad ciudadana deban hacerse y para impulsar lo correspondiente a construir prospectivamente el Plan participativo de prevención y vigilancia en pro de una seguridad ciudadana basada en el desarrollo local. Dicho comité será una instancia asesora, consultiva y de toma de decisiones para la implementación de las polí­ticas públicas locales en materia de seguridad ciudadana.

Otro componente básico de nuestro plan en materia de seguridad ciudadana será la creación de un Observatorio Municipal de la Violencia y la Delincuencia, el cual deberá establecer fuentes permanentes y confiables de información de base comunal, disponer de componentes tecnológicos suficientes no solamente para analizar y procesar datos para divulgarlos en tiempo y forma. Lo recién apuntado requiere por tanto de la elaboración de estadí­sticas e informes serios y sustentados que retroalimente la prospección de las polí­ticas públicas, por ende la investigación y el análisis cientí­fico será la base del seguimiento y la evaluación de las polí­ticas.
 

No está demás recalcar que como se sabe la Municipalidad de Guatemala cuenta con una Secretarí­a de Asuntos Sociales y con una Oficina Municipal de la Mujer, todas las acciones realizadas por la administración actual serán evaluadas a fin de ser transformadas si es necesario, fortalecidas o reorientadas para superar la visión tradicional asistencialista y de altruismo institucional, para convertirlas en programas y proyectos de polí­tica pública local permanentes que coadyuven los esfuerzos municipales por establecer una firme y efectiva polí­tica participativa de  prevención, vigilancia y protección ciudadana. Por tanto será prioritaria la atención a la niñez, la juventud, la mujer y la tercera edad.

Finalmente cabe recalcar lo que es evidente, la visión y misión del Frente Amplio en materia de seguridad ciudadana en el nivel de gobierno municipal es completamente ajena a prácticas represivas y de control poblacional para esos fines.

El buen vivir está en el saber y el hacer de los propios habitantes de la ciudad. El papel de los cuadros polí­ticos y técnico-profesionales del Frente Amplio es solamente concretar de manera efectiva, eficaz la voluntad del pueblo aplicando la tecnologí­a y el conocimiento cientí­fico a favor de la humanidad encarnada en los más desfavorecidos habitantes de la ciudad,  y no al servicio de una élite rentista y patrimonialista que bajo el manto del mercado libre hacen efectivo un lucro abusivo apropiándose de la riqueza social fijada en el espacio fí­sico de la ciudad.

“Para el Frente Amplio no existe posibilidad alguna de reorganizar el espacio fí­sico de la ciudad, reordenar y planificar el territorio, sin aplicar el principio básico de distribución justa de las cargas y los beneficios que brinda la ciudad.  No puede continuarse reproduciendo la desigualdad social y la segregación socio-especial sobre la base de dejar hacer lo que sea al mercado inmobiliario y tolerando que solamente una minorí­a tenga derecho a la ciudad, a su infraestructura y a sus servicios.”  

“Nuestro objeto de trabajo en el desarrollo y planificación territorial es reorganizar el espacio en sus tres dimensiones la absoluta, la relativa y la relacional, de tal manera que permita una progresiva reconexión de la vida individual con lugares fí­sicos y comunidades que le proporcionen condiciones dignas y adecuadas para reconstruir y reinventar una o varias identidades colectivas de manera autogestionada.”