Prevención de accidentes


Estamos a las puertas del más largo perí­odo de descanso para los guatemaltecos, la Semana Santa, lo que significa una masiva movilización especialmente hacia los lugares de recreo y las playas del paí­s. Todos los años ocurren en estas fechas accidentes viales como resultado de la falta de previsión tanto de los automovilistas como de las autoridades que poco hacen por realizar eficientes controles, sobre todo en lo que a transporte pesado se refiere.


En Guatemala el tránsito es anárquico, como reflejo de nuestra propia actitud en términos generales, por lo que el incremento de viajes que se produce durante feriados prolongados significa también un mayor riesgo y obliga a redoblar las precauciones. En algo ayuda la prohibición para que transporte de carga de mercancí­as opere durante los dí­as de mayor movilización de personas, pero además es importante señalar que no existe un adecuado control ni supervisión de buses y de sus pilotos, lo que pone en serio peligro a miles de usuarios que ponen sus vidas en manos de gente sin la preparación ni la capacidad necesarias.

El concepto que tienen las autoridades del control es montar retenes que tienen poca eficacia y que generan enormes atascos que le complican la vida a los viajeros, sin que en los mismos se pueda mejorar la seguridad de los pasajeros del transporte colectivo, especialmente porque la misma corrupción que les facilita a pilotos inexpertos conducir autobuses repletos de pasajeros, les permite librarse de los controles.

A la general y constante anarquí­a en el tránsito se suma también ahora la cantidad de pilotos que conducen bajo la influencia de bebidas embriagantes o de otras sustancias que les afectan en su capacidad. En este caso es importante mantener campañas públicas para insistir en el peligro que se incrementa exponencialmente cuando alguien maneja un vehí­culo automotor en esas condiciones, instando a los familiares a no permitir que eso ocurra y, en todo caso, a no subirse a un carro si el piloto ha bebido.

Ciertamente los dí­as de la Semana Santa debieran ser de recogimiento pero la realidad es otra y ocurre que se convierte en el feriado de lo que en Guatemala llamamos nuestro «verano» y por ello las playas y lugares de recreo se atiborran de personas que usan el descanso para distraerse. Y un llamado muy especial que debemos hacer a los guatemaltecos es recordar que cotidianamente estamos expuestos a muchos peligros por la violencia que marca la vida del paí­s, y que es tonto que nosotros mismos aumentemos los niveles de riesgo con imprudencias.