Prevención


Palabra de profundo contenido, cuya proyección tiende a evitar sean cometidas situaciones perjudiciales. Vocablo que suele clamar en el desierto de la vida por una mayorí­a, ofuscada, irresponsables, presas del ritmo acelerado hacia el abismo. Cuando induce a utilizar la razón, respeto a los demás y sobre todo valorar el don preciado de la existencia.

Juan de Dios Rojas
jddrojas@yahoo.com

Dicho término que al ser pronunciado, interioriza un caudal de recomendaciones a llevar a feliz término. Si hay respuesta conveniente a tan urgente llamado, especialmente al otro yo de las personas, sobreviene y se visualiza un mejor estado de cosas y casos, en sucesión triunfalista. Vencer en cierto modo el infortunio, a toda costa, es la victoria.

Las anteriores disquisiciones vienen a cuento, ante la presencia de diciembre. í‰poca que conlleva animosidad como bandera ondeando al viento; tiempo de cierto esponjamiento del corazón, capaz de transformar la rutina. Tiempo también de multiplicidad de acciones, inducidas a la toma de un descanso que lleve sanidad orgánica y aní­mica.

En ese orden de ideas, a veces oscuras, voluntariosas y obcecadas concluyen por generar unos dí­as de oxigenación individual. Si se alinea en los dominios de Baco, los resultados son ingratos y dañinos. El otro lado del caso invita a salir de la Babel citadina, a los ambientes del interior donde centros recreativos dan su aporte de mejorí­a visible.

Sin embargo, la circunstancia que cobra muchos adeptos y seguidores por los cuatro puntos de la rosa de los vientos, tiene su tendón de Aquiles. Conductores de vehí­culos motorizados que hoy conforman un parque innumerable, constituyen a la vez, motivos de riesgo inminente en la red vial. De allí­ el sumo interés por recomendar prevención, así­ como suena.

Desde siempre, hay tendencia clara, pero difí­cil sea tomada en cuenta, por desarrollar planes ambiciosos de prevención. Autoridades reaccionan de su letargo; entidades afines de servicio a la comunidad, emprenden operativos con fines loables de salvar vidas. La sumatoria de aportaciones con denominador común, suelen emprender con entusiasmo y entrega su labor.

Actualmente proliferan en los medios de comunicación social, llamados a la conciencia, al deber de proteger la vida y la de los demás. A la vera de ví­as de intensivo tráfico la tecnologí­a acostumbre cooperar, mediante la colocación de vallas publicitarias. Todo eso contiene y actúa como aldabonazos, en el sentido de insistir en un comportamiento responsable.

Empero, en plan egoí­sta y del otro yo, la población incurre en uno de los errores más tremendos. No basta sacar a relucir el repudiable derecho de su nariz, de espaldas al resto del colectivo. Sensato, humano y deseable viene a ser cumplir al pie de la letra con todo aquello que significa pertenecer a la causa valiosa, urgente y necesaria de la prevención.

Tras la alegrí­a bullanguera, acompañada sin falta por estruendos y estallidos de la incansable pirotecnia, viene a continuación el despertar de aquel sueño feliz del conglomerado. Entonces sale dentro de un cúmulo de situaciones de orden negativo, el volver a la cotidianidad, con los pies sobre la tierra y se hace el recuento de lo sucedido.

Noticias de primera plana, o de portada son ni más ni menos, las constituidas por datos estadí­sticos sombrí­os, patéticos en gran medida. Entonces se remueve la conciencia al enterarnos de inmediato de la larga lista de muertos, heridos y seres entre la vida y la muerte. Debido a no atender como se debe la prevención, amiga de todos y consejera.

Si hubiera entendimiento plural, aquí­ y allá, nada de eso ocurrirí­a. Por el contrario, el escenario lejos de mostrar hechos funestos, serí­an de una realización correcta. De esa cuenta, aspirar y contribuir cada quien con su parte, vendrá a ser orientar nuestros trajines sin caudas ni saldos de tragedias por signos de paz, amor y confraternidad.