Precipitación, caos y deslucimiento. Esa será la NFL en las próximas semanas, o quizá más tiempo.
Todo será difícil en las semanas venideras, o meses. El cierre patronal causó la cancelación de todas las actividades del receso de la temporada.
Decenas de jugadores, en particular los novatos o aquéllos cuyo cuerpo técnico ha cambiado, no conocen todavía el esquema de jugadas.
El cierre patronal ha impedido a los jugadores practicar en las instalaciones de los equipos con sus médicos y entrenadores, lo cual es crucial para mantenerse en forma en este recio deporte.
La mayor secuela del cierre patronal que ha durado cuatro meses y medio podría ser un juego que no iguale en calidad al que corresponde a temporadas normales en la NFL.
«Caos», dijo el lunes el fullback de los Jets, Tony Richardson, después de que el comité ejecutivo de los jugadores y los representantes de los equipos aprobaran un acuerdo laboral con la liga. «Esa es la mejor palabra para esto: Caos».
La situación no es positiva para los jugadores, los entrenadores titulares, entrenadores segundos e incluso ni para los agentes.
«No creo que el juego será bueno al principio, en especial si tenemos que jugar un partido de pretemporada que coincida con una práctica en la semana», dijo el receptor astro de los Cardinals, Larry Fitzgerald. «Va a ser muy difícil».
Si los aficionados pensaban que los partidos de pretemporada eran malos, ahora sólo tienen que esperar.
Y que no esperen muchas actuaciones de grandes astros, al menos no hasta avanzada la pretemporada. Las primeras dos semanas de partidos de exhibición podrían parecer escaramuzas de prácticas, escaramuzas universitarias.
«Creo que tenemos que ser muy cuidadosos con estas prácticas en los campos de entrenamiento y los partidos de pretemporada», dijo el ala de los Bengals, Reggie Kelly.
«Muchos jugadores no tienen los libros de jugadas, muchos colegas novatos no se han aclimatado todavía a la NFL. Es necesario introducir de manera gradual a los jugadores en el sistema de la NFL», indicó Kelly. «Podría ver a muchos colegas sufrir bastantes lesiones, cometer bastantes pifias y fallar en sus cometidos. Eso no es lo que nadie quiere ver en el fútbol de la NFL. Hay que darle a los aficionados un juego bueno, de calidad. Incluso si se decide no correr un riesgo, creo que eso sería positivo».
«Â¿Cuánto más descuido puede haber?», preguntó el linebacker de los Vikings, Ben Leber, uno de los participantes en la demanda antimonopolio que 10 jugadores presentaron el 11 de marzo contra la NFL.
«Sólo hay que ver los primeros dos partidos de la pretemporada, aun cuando tuvimos minicampos de entrenamientos y actividades organizadas por el equipo, la calidad del juego se encuentra en un punto en el que nadie se siente a gusto», afirmó Leber». «Ahora que nos hemos perdido todo este receso de la temporada, aumentará el sufrimiento a todos».
Ante el ánimo por impresionar de los novatos y los jugadores que no tienen segura la contratación, las perspectivas de lesiones son más grandes que nunca.
Por HOWARD FENDRICH y BARRY WILNER
WASHINGTON (AP) — Los jugadores de la NFL aprobaron ayer un convenio definitivo, unos días después que los propietarios avalaron un acuerdo tentativo, y las dos partes lograron finalmente ponerle fin a un cierre patronal de cuatro meses y medio, que es la suspensión más larga de actividades en la historia de la liga.
«Tardó un poco, pero el fútbol estadounidense está de vuelta», expresó el comisionado (presidente) de la NFL Roger Goodell sobre la solución del conflicto que hacía peligrar la temporada del fútbol estadounidense.
La disputa laboral termina después de anular un partido de exhibición: el encuentro Salón de la Fama entre los Bears y los Rams que estaba previsto para el 7 de agosto en la ciudad de Canton en el estado de Ohio.
Por lo demás, los calendarios completos de la pretemporada y de la campaña regular permanecen intactos. Las instalaciones de los equipos serán abiertas a los jugadores el martes, cuando pueden ficharse a las selecciones del draft del 2011 y a los agentes libres novatos.
Sin embargo, el regreso a las actividades podría ser arduo.
«El caos», dijo el fullback Tony Richardson de los Jets. «Esa es la mejor palabra», añadió el también miembro del comité ejecutivo del sindicato de jugadores.
En el anuncio, hecho en una conferencia de prensa frente a la Asociación de Jugadores de la NFL, estuvieron presentes el líder del sindicato DeMaurice Smith y los propietarios de varios equipos. El acuerdo fue divulgado poco después de que el comité ejecutivo del sindicato y los delegados de los 32 equipos votaron unánimemente a favor del acuerdo que tiene una vigencia de 10 años.
«Ninguno consiguió todo lo que quería, pero llegamos a un acuerdo que nos parece justo y equilibrado», declaró Smith.
Los propietarios habían aprobado abrumadoramente el pacto el jueves pasado, pero los jugadores querían resolver algunos asuntos pendientes antes de votar.
Delegados de ambos bandos continuaron trabajando durante el fin de semana y superando las diferencias.
El convenio no incluye una cláusula que permita anular el convenio, vigente hasta el 2020.
Eso es lo que hicieron los propietarios de los equipos en el 2008 y cuando ese convenio expiró, en marzo de este año, dispusieron un cierre patronal.
Los principales aspectos económicos del acuerdo habían sido resueltos hace más de una semana. Se acordó que los propietarios reciban el 53% de los 9.000 millones de dólares que genera anualmente la liga y los jugadores el 47% (antes la repartición era 50-50) y se fijó un tope salarial de 120 millones de dólares, más 22 millones para beneficios.
En otra decisión que pudiera considerarse un triunfo de los propietarios, se creó asimismo un sistema salarial que impide gastos excesivos en jugadores elegidos en la primera ronda del draft y se dispuso que todo jugador con cuatro años en la liga pueda quedar libre.
Los jugadores, por su lado, persuadieron a los equipos para que comprometan a gastar casi todo el margen de su tope salarial en efectivo, y lograron cambios en las prácticas de fuera y dentro de temporada que deben reducir riegos deportivos.
Un compromiso importante fue respecto a ampliar la campaña regular de 16 a 18 encuentros, lo cual favorecería a los dueños. Esa situación podría volverse a tratar para la temporada del 2013, pero los jugadores deben aprobar cualquier cambio.
Smith, mientras hablaba, estuvo flanqueado por el presidente del sindicato, Kevin Mawae, y otros integrantes clave del equipo negociador de los jugadores, como Jeff Saturday —centro de los Colts, Drew Brees —quartarback de los Saints— y Domonique Foxworth —back defensivo de los Ravens.
Brees fue uno de los 10 demandantes en la querella antimonopolio que los jugadores interpusieron contra la liga el 11 de marzo, que ahora será desechada. Los jugadores aprobaron el arreglo el lunes después de dos votaciones unánimes del liderazgo sindical: Para recomendarle a los querellantes que avalasen el acuerdo y luego recomendarle a los 1.900 jugadores que reestablecieran el sindicato.
Todos los jugadores deben ahora votar sobre la recuperación del registro sindical ante las autoridades laborales. El sindicato se disolvió el 11 de marzo y convirtió a la Asociación de Jugadores en una agrupación comercial.
Los jugadores deben también votar para aprobar el documento definitivo del nuevo contrato colectivo de trabajo. Todo eso debe concluir el 4 de agosto para que adquiera carácter oficial, algo que todos los involucrados consideran que será resuelto sin contratiempos.
Si hubo un momento inesperado durante la rueda de prensa fue sin duda el tributo elocuente de Saturday al propietario de los Patriots de Nueva Inglaterra, Bob Kraft, quien fue elogiado como un elemento fundamental para forjar el acuerdo. La esposa de Kraft, Myra, falleció el miércoles de cáncer.
«Un agradecimiento especial a Myra Kraft, quien incluso en su momento de mayor debilidad le permitió al señor Kraft venir y sacar esto», dijo Saturday. «Sin él, este acuerdo no sería posible … Es el hombre que nos ayudó a salvar el fútbol estadounidense».
En seguida, Saturday abrazó a Kraft, en un gesto que simbolizó la manera en que terminó el cierre patronal, más que las palabras de cualquiera.