Presupuesto limita su espacio de maniobra


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Es posible que la oferta de presupuesto del presidente Barack Obama a los republicanos limite su capacidad de maniobra si la oposición regresa alguna vez a la mesa de negociaciones para tratar de llegar a un gran acuerdo sobre reducción del déficit.

Por JIM KUHNHENN y JULIE PACE
WASHINGTON / Agencia AP

En esencia, el plan de gastos de Obama es su oferta definitiva, un presupuesto no sujeto a cambios cuyos elementos centrales no han logrado persuadir a los republicanos en el pasado.

Al colocar voluntariamente sobre la mesa reducciones a las prestaciones sociales, particularmente una propuesta para reducir el aumento de los beneficios del Seguro Social, Obama se queda sin otra alternativa que convencer a los republicanos de aumentar los impuestos.

Y con tantos demócratas que rechazan lo que el presidente ya ha planteado, no es políticamente factible que les pueda ofrecer algo más a los republicanos.

Algunos demócratas, desconcertados, sostienen que Obama no sólo ha cedido una postura de fuerza, sino que ha amenazado la identidad misma de su partido, que considera la Ley del Seguro Social de 1935 uno de sus grandes logros.

«Si lo hace para mostrar que es franco en las negociaciones, entonces ¿por qué no espera hasta llegar a la mesa de negociaciones?», expresó el representante Rush Holt, demócrata por Nueva Jersey. «Se habla mucho sobre el hecho de que no es una postura políticamente ganadora. Nuestra identidad es que somos el partido que creó el Seguro Social».

Lo que más ha molestado a los demócratas es la decisión de Obama de incluir un cambio de política significativo en su plan de presupuesto de 3,8 billones de dólares, que cambia la forma en que el gobierno calcula la inflación, el Índice de Precios al Consumidor (CPI, por sus siglas en inglés). Si se aprueba, este nuevo método cambiaría la forma en que el gobierno mide la inflación y reduciría el ritmo de crecimiento de las prestaciones del Seguro Social y otros programas.

A cambio, Obama insiste en aumentos de impuestos por valor de 580.000 millones de dólares a los contribuyentes de mayor patrimonio. Los republicanos han rechazo de plano esa exigencia.

El presidente ha ofrecido anteriormente a los republicanos la reducción de prestaciones como parte de negociaciones amplias de reducción del déficit y sólo a cambio de aumentos de impuestos a los que sus rivales se oponen tajantemente. La Casa Blanca afirma que la misma situación se aplica a la oferta que Obama ha colocado sobre el tapete, y que el nuevo CPI no puede entrar en vigor individualmente.

«No se puede escoger las concesiones del presidente y no incluir las del lado republicano que tiene que ser parte de un acuerdo bipartidista que se pueda aprobar en ambas cámaras del Congreso», dijo Gene Sperling, el principal economista de la Casa Blanca.

Frente a las fuertes críticas de los demócratas y aliados liberales, la Casa Blanca ha alegado que la propuesta de inflación incluida en el presupuesto es una respuesta a exigencias específicas de los republicanos durante las negociaciones de presupuesto del año pasado.

«Esta es una propuesta republicana», insistió Jay Carney, portavoz de la Casa Blanca.