El Centro Internacional de Investigaciones en Derechos Humanos (CIIDH), manifestó su preocupación por los posibles nexos entre policías y el crimen organizado en Guatemala, luego de una balacera registrada el sábado que dejó 8 muertos.
«La capacidad operativa, logística y armas de grueso calibre, empleadas por los presuntos delincuentes, nos hacen sospechar que tenían fuertes nexos con el crimen organizado y no escaparía que entre los miembros de dicho grupo puedan haber agentes de las fuerzas de seguridad», dijo el directivo del CIIDH, Orlando Blanco.
El sábado seis presuntos delincuentes, un agente de la Policía Nacional Civil (PNC) y un guardia de seguridad privada murieron luego de una intensa balacera que se inició con el saqueo de varios negocios de un centro comercial en la periferia sur de la capital guatemalteca.
«Suponemos del involucramiento de agentes de las fuerzas de seguridad, porque para perpetrar un hecho de este tipo tuvieron que hacer, por lo menos, unos 15 días de inteligencia en el área, así como contar con la logística -armas, vehículos, teléfonos y guarida, entre otros- respectiva», agregó Blanco.
El funcionario del CIIDH consideró que la constante depuración de la PNC, así como las bajas registradas dentro de las fuerzas armadas estarían provocando que dichas personas, entrenadas en el uso de armas y aspectos logísticos, se involucren en el crimen organizado.
«En este aspecto es necesario tomar en cuenta que el conseguir un empleo en Guatemala es bastante difícil, y si ya cuentan con el entrenamiento y capacidades necesarias, es fácil que los involucren», agregó Blanco.
Hasta el momento las fuerzas de seguridad han logrado identificar a cuatro de los presuntos delincuentes y a los agentes de la PNC y seguridad privada que fallecieron durante los incidentes, mientras que aún se desconoce la identidad de los otros dos muertos.
El país vivió una jornada de violencia que hizo recordar antiguos enfrentamientos entre la guerrilla y el Ejército, seis miembros de una banda de atracadores, un agente y un guardia de seguridad murieron después de que más de 800 policías y un centenar de soldados acorralaron a los asaltantes.