La Asamblea Nacional Constituyente decretó, sancionó y promulgó la Ley Electoral y de Partidos Políticos, norma de rango constitucional en que se fundamenta la existencia del Tribunal Supremo Electoral, el cual conforme a las leyes es la institución que convoca, norma y regula los procesos electorales en nuestro país.
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El primer Tribunal Supremo Electoral fue presidido por don Arturo Herbruger Asturias y cuatro magistrados titulares y cinco suplentes. Su proceder, su actuar y el resultado de las mismas dio solidez y tranquilidad al inicio del período democrático.
Son varias las etapas, los nombres de quienes han sido electos para integrarlo y poco a poco su prestigio, su solidez ha ido declinando, llegándose al momento actual en el que las personas, titulares y suplentes, que integran el mismo son menos respetadas que quienes les precedieron en dichos cargos.
El presupuesto que les corresponde es como mínimo el 0.5 por ciento del Presupuesto General de Ingresos Ordinarios del Estado; sin embargo, en el año que se celebran procesos electorales o procedimientos consultivos, la asignación presupuestaria se aumenta “en la cantidad que sea necesaria para satisfacer los egresos inherentes al proceso de elecciones, conforme la estimación que apruebe y justifique previamente el TSEâ€.
Cada proceso eleccionario que ha sido realizado, aumenta el monto que estima necesario para celebrar las elecciones y en este momento el requerimiento que efectuó y le aprobó el Congreso ronda en los Q650 millones, lamentablemente para hacer las adquisiciones pertinentes, como son papel, tinta, mesas y cubículos donde ejercer el voto, computadoras, UPS y todos los insumos que ha considerado conveniente y necesario adquirir, no lo ha hecho de forma adecuada, no nombró oportunamente las comisiones de licitación, no observó los procedimientos normales y adecuados de compras y a último momento, a través de sus cinco magistrados titulares, se dedicó a recibir las ofertas, las cotizaciones y a adjudicar las mismas, conllevando ello en que son los cinco magistrados titulares los que se han convertido en los responsables de la adjudicación, de la compra de la mayoría de los Q650 millones.
Como los magistrados son abogados su experiencia administrativa, financiera y contable es limitada y aún con la mejor buena fe, es muy probable que incurrieran en ineficiencia y errores. Qué han hecho con todos los insumos que adquirieron hace cuatro años cuando también compraron computadoras, UPS, mesas y cubículos para votar, vehículos y demás. Asimismo, qué harán con todos los bienes, muebles y técnicos que adquirieron para las actuales elecciones.
Pretender decir que el Tribunal Supremo Electoral, con su personal permanente, incluyendo sus delegaciones en el país, no le sobrará computadoras, fax, mobiliario y vehículos es ignorar la realidad, por ello las autoridades fiscalizadoras, incluyendo al Congreso, deben poner atención para que ese enorme gasto no se convierta en desperdicio y así todo lo que no sea indispensable y justificable sea trasladado a las escuelas y a las entidades públicas, incluyendo al INE para que lo invertido no se vuelva chatarra.
En cuanto a los magistrados titulares y suplentes ha sido tan pobre su actuar en el proceso eleccionario que por dignidad deberían de renunciar concluida la segunda vuelta electoral y dejar así a disposición del nuevo Congreso que elija quién los sustituya y de esa manera aceptar que su actuar ha sido tan deficiente y cuestionable que para salvar y recuperar su honor se van voluntariamente.